|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

A través del tiempo nos hemos acostumbrado a ver el dolor como algo que hay que evitar a toda cosa. Queremos pasar sobre él y no sentirlo, muchos creen que es un síntoma de debilidad, lo evitan cuando en realidad debemos abrirnos a él y aceptarlo.

El dolor por sí solo carece de significado, ni en lo físico ni en lo emocional. En realidad el dolor tiene el significado de que algo más profundo nos está pasando. Cuando el dolor es físico, es el reflejo de una enfermedad que necesita ser tratada, o de una lesión, cuando es emocional puede ser el resultado de una pérdida, de una mala decisión, etc.

Hay que aprender a reconocerlo y hay que aprender a llegar a su origen, sentirlo y tomar de él la lección que viene a darnos. Pero para realmente superarlo tenemos que sentirlo plenamente, porque si lo ignoramos o lo ocultamos, el dolor quedará latente y regresará después con más fuerza o con más persistencia
Hay muchas circunstancias que nos ocasionan dolor, las pérdidas nos enfrentan siempre al vacío, que duele , pero que es inevitable. Constantemente tenemos que enfrentarlo, debemos aprender a llevar el duelo por cada una de nuestras pérdidas, darnos tiempo para pensar en lo que tuvimos, para agradecer lo recibido, hacer conciencia de lo que perdimos y después dejar ir a las cosas materiales las personas, a los sentimientos.

En ocasiones, alguna decisión equivocada nos puede producir dolor, cuando la decisión está en contra de nuestra esencia o de nuestros deseos o sueños, por lo que el dolor puede ser visto como una alarma de que debemos de hacer un alto en el camino y reflexionar.

El psicólogo Julio Beviones nos da algunos pasos sencillos que nos pueden ayudar a comprender y a superar el dolor:

El primer paso es abrir nuestros brazos y sentirlo, aceptarlo, darnos un tiempo para vivir el duelo. No hay formulas ni tiempos preestablecidos, cada duelo y cada persona tiene su tiempo. El segundo es cuidar mucho las historias que nos contamos y que contamos a los demás, las palabras son mucho más que solo palabras, son instrucciones que entran en nuestro subconsciente, y cada vez que repetimos la historia y cada justificación que nos damos y damos a los demás va modificando nuestro sentir. “El hubiera” no existe, así que por más que regresemos al pasado, por más que queramos dirigir nuestra historia pasada a un desenlace diferente, no lo lograremos. Dejemos de regresar al pasado pensando cómo hubieran sido las cosas si nuestras decisiones o las circunstancias hubieran sido diferentes, las cosas ya sucedieron y solo conseguimos seguir haciéndonos daño. Las decisiones las tomamos con la información que tenemos en el momento, el tiempo pasa y al analizar una decisión pasada siempre tenemos más información que la que teníamos y por eso nos juzgamos duramente y creemos que pudimos haber tomado una decisión diferente, pero más allá del resultado que hayamos obtenido ya no podemos cambiar el pasado.

Entender las circunstancias nos ayuda a disminuir el dolor, y en ese caso, sí es bueno regresar al pasado para entender lo que sucedió. En ocasiones nos sentimos víctimas pero al estudiar las circunstancias de un momento podemos entenderlo en su justa dimensión.

El último de los pasos es concentrarte en tu respiración, esto es muy útil para dejar pasar el dolor. Cada vez que nos descubramos reviviendo el momento pasado, reviviendo el dolor, debemos hacer una pausa y concentrarnos en respirar. Inhalar profundamente, sentir cómo el aire va entrando a nuestro cuerpo y llenando nuestros pulmones, sostener un poco la respiración y solarlo. Al soltar el aire debemos sentir que junto con el aire poco a poco el dolor sale de nuestro cuerpo.

El dolor no es algo que debamos buscar, pero tampoco es algo que debemos ignorar, siempre hay algo que aprender de él, hay que mejorar, corregir nuestro rumbo y seguir nuestro camino. Los sentimientos nunca son buenos o malos, simplemente existen y cuando logramos identificarlos y aprender de ellos nuestra vida será más placentera.

Lo más leído

skeleton





skeleton