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Hace unas semanas tuve el gusto de asistir a la obra “La Calavera de cristal”, puesta en escena para niños dirigida por Enrique Aguilar. Una adaptación del libro homónimo de Juan Villoro. Originalmente, éste es un libro para niños, las ilustraciones fueron realizadas por BEF. La obra cuenta la leyenda del mítico objeto de cristal relacionado con la cultura maya. Con juegos de teatro de sombras, máscaras y sencillos elementos, los actores develan poco a poco la historia. Es también el recorrido por un museo, y las vicisitudes de una vendedora de artesanías; un juego entre leyenda y modernidad.

Sería maravilloso que los niños yucatecos pudieran verla y maravillarse con su magia. La obra se presenta los fines de semana en el teatro La Capilla. Los niños que esperaban la cola se sorprendieron cuando vieron al propio autor haciendo fila para entrar al teatro. Me gusta cuando los autores están cerca de lo que genera su obra, cuando se toman el tiempo de mirar lo que el juego teatral puede hacer con un texto, cuando son testigos de las risas y los aplausos. Los niños llevaban el libro como bandera en la fila de entrada, susurraban emocionados cuando sus papás les señalaban al autor. ¿Qué pasaría por sus mentes? Se llevaban las manos a la boca o saltaban de alegría. Al final hicieron otra fila para saludar al autor y pedirle firmara sus libros. Creo que no olvidarán ese día, creo que Juan Villoro, tampoco; el brillo en los ojos de los niños, reflejado en los ojos de Villoro da cuenta de ello. Me parece que es una experiencia que acercará a los niños a la lectura.

Creo que el teatro para niños hace magia en quienes lo miran, que pequeños encuentros logran hacer una experiencia significativa. Son muchas las ventanas que abren las obras para niños: la imaginación, la creatividad, la importancia del juego, la fantasía, son algunas de ellas. Igual que mi maestra creo que todos los niños deberían ver una obra de teatro, leer un libro de cuentos, asistir a un concierto, espectáculo de danza y exposición. Porque el arte habla a los niños desde otro lugar, un lugar más cercano a sus sentimientos y al verlos traducidos en algo artístico les estamos brindando opciones. Alabo la libertad absoluta que el autor permitió para la adaptación de su obra. “La Calavera de cristal” seguirá en cartelera unas semanas más en el teatro La Capilla.

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