|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Los mexicanos, al menos la inmensa mayoría, siempre requieren de alegrías, aunque sean efímeras, pero que liberen el cuerpo, el alma, aunque sea el estrés. Y eso, en plena etapa electoral, decisiva para el país, se está reflejando.

¿Quién iba a pensar que el TRI-nosáurico de las patadas le iba a picar el trasero a los poderosos arios alemanes, campeones del mundo en Brasil 2014, que, como si fueran “Panzers”, les pasaron por encima a todos?

La verdad, millones apostaron a que Alemania se regodearía con los seleccionados mexicanos al ritmo de 3 ó 4 goles sin respuesta, apenas en el primer partido de ambos en este Mundial ruso, donde el líder es un Putin, pero en el buen sentido de la palabra.

Pues así las cosas, ustedes ya lo saben, México se impuso 1 pepino a 0. La fiesta patriótica no se ha hecho esperar y, claro, no faltan las voces que dicen: “México, campeón”. No es para tanto, pero los milagros existen –al menos para los creyentes- y, en una de esas, pues los jugadores del entrenador Juan “Cambios” Osorio se embalan y dan la nota mundial, como sucedió en las Olimpiadas de Londres 2012, donde la escuadra verde-blanco-rojo salió campeona. El triunfo de México, sin duda, ha levantado ese orgullo nacional que todos los de esta tierra tienen bien guardadito y que en cualquier momento explota.

Es válido. Desde hace varios años, los mexicanos se sienten agraviados por el gobierno de Enrique Peña Nieto y no le perdonan sus estrategias fallidas en seguridad y economía, por mencionar dos de los rubros más sensibles. El mandatario, ya en fase saliente, asegura que hay más empleos y menos pobreza. Es cuestión de enfoques. Hasta el momento, el pobre se hizo miserable; el clase mediero, pobretón tirando a proletariado “made in Rusia bolchevique”, y el billetudo, pues más billetudo. No hay mucho cambio.

La victoria de la escuadra nacional le supo a gloria al Gobierno Federal porque, al menos por un mes, casi todos estarán concentrados en el dichoso Mundial y se olvidarán de las penas que, dicen por allí, con pan (no PAN) son menos. Mentira. Todavía no conozco el antojito yucateco que me haga olvidar la diarrea que sufre mi cartera cada 24 horas.

PRIMERA CAIDA.- A tanta desdicha, los mexicanos de a pie necesitan un escape, un desfogue que los ayude a creer que, en este caso, el futbol será motivo de una reconciliación nacional.

SEGUNDA CAIDA.- Y también es válido que el ser humano crea en “algo” para satisfacer parte de sus frustraciones. El futbol, hasta ahora ignorado por otro tanto de mexicanos, parece emocionarlos. Chequen a las abuelas viendo los partidos de México.

TERCERA CAIDA.- Este tipo de eventos cada cuatro años hace al mexicano más patriota y olvidadizo. El Gobierno Federal lo agradece.

Lo más leído

skeleton





skeleton