Heridas heladas

Mucho ya se habló y se hablará en los siguientes meses de los candidatos estatales del PRI.

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Mucho ya se habló y se hablará en los siguientes meses de los candidatos estatales del PRI –con sus satélites lambiscones aliados- y del PAN –con su bloque opositor que, al menos en Yucatán, parece no contará con los votos perredistas, aunque sí con los escasos que logre aportar Movimiento Ciudadano-, pero se olvidan de los políticos que se quedaron en el camino y que sólo funcionarán si reciben algún estupendo regalo de Navidad.

Hoy sólo hablaremos del tricolor. Del “panucho” nos ocuparemos luego.

En efecto, Pepe Toño Meade será el bueno del tricolor, de las “urracas” del Verde y de los azulitos turquesas de Nueva Alianza (con su ex líder moral Elbita la del barrio, en su pobre penthouse de la Ciudad de México); Ricardo “El Canalla” Anaya se labró ser el bueno de ese ente llamado Frente por México o como quieran calificarlo y, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador como amo y señor de los morenos show, sus lamebotas petistas y, recientemente, los derechosos de Encuentro (in)Social. Allá, todo bien en el plano nacional.

En Yucatán, el caso que más ocupa será el próximo paradero de los siete ex aspirantes priistas a la gubernatura. De Mauricio Sahuí Rivero no hay mucho qué decir. Es el abanderado formal del tricolor para la silla grande y sólo tendrá una labor de aquí hasta el 1 de julio de 2018: sumar y que no le resten. Se habla de unidad ante las cámaras y los micrófonos, pero la realidad es que sólo Dios sabe. Las heridas no cicatrizarán en poco tiempo.

¿Qué le depara el destino político inmediato a Liborio Vidal, Pablo Gamboa, Jorge Carlos Ramírez Marín, Felipe Cervera, Carlos Berlín, Víctor Caballero y Roberto Rodríguez, todos del PRI y llamados a la pretendida unidad en torno a Sahuí Rivero?

Liborio es empresario exitoso, por lana no para; su ayuda en el oriente y sur del Estado dependerá de una buena posición que pacte con Sahuí. El “gordito Marín” vislumbra el Senado. Pablo moverá sus influencias en lo más alto de los foros parlamentarios, mientras que Felipe, Carlos, Víctor y Roberto tienen estructura que no moverán por tortillas duras. Allí entrará el gobernador Rolando Zapata Bello para casi “obligarlos” a trabajar en equipo. De lo contrario, “Mau” Sahuí sabrá por dónde masca la iguana y, al final, el mandatario que le dio todo su aval podría quedar como el villano de la película.

PRIMERA CAIDA.- Urge esa famosa “Operación cicatriz”, al estilo antiguo: hilando fino y con cordel de seda, no con rayo láser.

SEGUNDA CAIDA.- Pepe Meade ya visitó Yucatán y probó helados de limón y naranja agria con todos los priistas “caídos”; pa’ agrios, los rostros de varios de ellos.

TERCERA CAIDA.- Hará falta mucho más que las “nieves” de sabores para curar siete heridas profundas.

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