¿No pasa nada?

La conjuntivitis ya suma casi 60 mil casos y durante la última semana sembró el terror en más de 21 mil entes humanos.

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Quizá el tema ya está muy “pasteleado”, pero, no por ello, finalizado. Se trata de la epidemia de conjuntivitis que desde hace meses ataca ferozmente a la población yucateca y que ha dejado miles y miles de ojos rojos, como si las personas estuvieran crudas todos los días.

La conjuntivitis ya suma casi 60 mil casos y durante la última semana sembró el terror en más de 21 mil entes humanos, superando sólo en ese lapso el total de enfermos de 2015 con 20 mil y pico. O sea, el puro desastre epidemiológico. Y aunque se sorprendan, el estado de Quintana Roo tiene casi 70 mil enfermos contabilizados por el sector salud oficial, mientras que Campeche 11 mil y “feria”. En suma, la tercia sureña tiene alrededor de 140 mil expedientes.

Pero no se trata de qué entidad tiene más o menos enfermos, ni decir “pues estamos mejor que Quintana Roo”. Eso sería consuelo de “pentontos”. La realidad es otra y muy dura: no hay estrategia sanitaria entre los tres estados para tratar de controlar este padecimiento que, no muy lejos, podría convertirse en algo mucho más grave que, incluso, sea capaz de separar -sin enganche- tumbas en los camposantos para los potenciales difuntos.

Lo que llama la atención de esta situación, al menos en Yucatán, es que las autoridades sanitarias que encabeza el galeno Eduardo Mendoza Mézquita se muestren frías e indiferentes ante la avalancha de enfermos que llega a los dispensarios médicos populares –no hay lana para costear los particulares- con sus lentes negros, como si fueran poli-judiciales que rondan a su presa y, al final, misteriosamente, la dejan escapar.

Mendoza Mézquita ha repetido hasta el cansancio –y de allí no se baja- que la epidemia de conjuntivitis pasará pronto, que es cíclica y que no hay más remedio que la prevención. En un aspecto tiene razón el funcionario –posiblemente de los más grises del gabinete de primer nivel de Rolo Zapata- y es que los no infectados se descuidaron, se juntaron con los enfermos y, dado que es viral, el resultado fue el contagio en caliente (¡y se siente!). Cierto, el error es también de los ingenuos, pero la culpa no se queda allí.

PRIMERA CAIDA.- Parece no existir una estrategia sanitaria para combatir la conjuntivitis en Yucatán; incluso con 70 casos de tipo hemorrágico, a nadie parece importarle y menos cuando se acercan las elecciones.

SEGUNDA CAIDA.- Lejos de disminuir, este padecimiento, mal o enfermedad (como gusten llamarle) va en aumento y no finalizará con simples discursos optimistas o declaraciones de prensa a modo.

TERCERA CAIDA.- ¿Qué esperan los responsables para armar alguna medida extrasanitaria?, ¿o será que, como siempre (discurso oficial), en Yucatán no pasa nada?

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