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Sin duda una de las cosas que más motivan la conducta humana es el querer hacer, por ello nuestra vida diaria se conforma de pequeñas acciones que surgen en buena parte de quererlas hacer.
Pero, ¿qué sucede cuando al querer hacer lo supera el deber hacer?, ¿qué pasa cuando hay un choque entre ambas cosas?, ¿qué es lo que debe prevalecer ante una situación de esa naturaleza?
Si dedicamos unos minutos al análisis sobre tal situación, encontraremos la respuesta en muchos ejemplos cotidianos.

No cabe duda que vamos por la vida haciendo cosas que queremos hacer, sin embargo el origen de esas cosas que hacemos muchas veces nacen a partir de lo que debemos hacer.

Clarifiquemos hasta donde sea posible este trabalenguas, para ello husmearemos un poco en ejemplos de la vida cotidiana; ahí tenemos la necesidad de abordar el transporte público, para ello sabemos que debemos ir a un “paradero” para que al momento en que el autobús que nos moverá de un punto a otro haga su parada obligada en ese sitio podamos abordarlo.

Este es un claro ejemplo de lo que debemos hacer, seguramente es también efecto de algo que queremos hacer, pero ¿qué sucede cuando debemos ir al paradero y solo nos enfocamos en que nada más queremos abordar el autobús sin hacer lo que debemos para lograrlo?
Ante el hecho descrito, lo que seguramente ocurriría sería que el autobús se detenga en cualquier lugar de la vía pública para dar cabida a lo que queremos, teniendo como efecto el perjuicio a la movilidad en general.

Cuáles son entonces aquellas decisiones que debemos tomar, porque el ejemplo descrito solo es una de tantas como esas que van sucediendo en la cotidianidad; eso solamente beneficia a uno y perjudica a muchos; poner en la balanza aquellas cosas que van a beneficiar a una sola persona por encima de las demás no debe ser ni regla ni excepción.

El debe del ser no debe encontrar justificaciones, en todo caso dejaría de ser el deber del ser para convertirse en el querer del ser, para que la inercia de lo que queremos vaya ganando batallas cotidianas, claro si ello fuera una batalla, pero lo que sí es seguro es que los espacios individuales del querer ser van ganando lugar.

La reflexión: hay que continuar haciendo lo que queremos hacer o fortaleceremos el deber del ser.

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