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Complacida con la vida en septiembre. Ese es mi estado de ánimo reinante a causa de los eventos literarios recientes. En primer término, previa presentación oficial de mi nuevo poemario, titulado “Los lamentos del himen” -publicado por Maldonado Editores del Mayab-, la solicitud de conocer este trabajo va en tono creciente. Percibo el interés de la crítica y mis amigos lectores por este título al que he dedicado tiempo y esfuerzo para pulirlo. Este segundo poemario, prologado por José Juan Cervera, es parte de un proyecto de una tríada poética surgida en una plática con bardos mexiquenses hace ya muchos meses. La primera publicación de este proyecto fue “Mis letras en las paredes de la vagina”, editado por Incunabula; el aún en ciernes “El olor del orgasmo” se encuentra en pleno cocimiento. Mi editora Roxana Maldonado, de reconocidas raíces familiares en la cultura regional, es la encargada de realizar los engarces para las presentaciones y distribución de la obra.

El otro motivo de mi exacerbado estado anímico eufórico es la noticia de la promoción en medios impresos del lejano oriente del primer volumen de la antología de mis obras, bajo el título de “El sol sin mancha”, que contiene tres de mis novelas traducidas al japonés. Mi traductor, Shigueto Yoshida, es un reconocido mayista nipón que dicta cátedra como maestro visitante en la Universidad Intercultural de Quintana Roo, además de desempeñarse regularmente como investigador en la Universidad de Tohoku, de Sendai, Japón. Una de sus tantas colaboraciones a la lengua maya es su Guía gramatical de la lengua maya yucateca para hispanohablantes. Hablar con este intelectual es sorprendente, ya que su dominio de nuestro idioma materno es superior al español. La obra mencionada es publicada por la editorial Suiseisha (Voz de agua), una empresa editorial de gran prestigio en esa parte del planeta.

Tanto la editorial como mi traductor me han enviado vía electrónica la portada y algunos interiores del libro. Únicamente reconocí en la carátula a la niña en hamaca, de autor anónimo yucateco que engalanó a Suujuy Kiin, una de mis obras antologadas, y mi fotografía en la contraportada, todo lo demás me resultó ajeno y lejano. Según me ha comentado Shigueto, su pretensión es mostrar a la cultura japonesa la producción de la literatura étnica maya. La obra es bilingüe, maya-japonés, y lo que los nipones llaman anuncios periodísticos han comenzado a circular en los medios impresos, anunciando el lanzamiento de la obra.

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