Semántica de las campañas

Pedagogos cubanos en capacitación a docentes en matemáticas del nivel medio superior aconsejaban no denominar “problemas” a las ecuaciones que sus educandos debían de resolver.

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Pedagogos cubanos en capacitación a docentes en matemáticas del nivel medio superior aconsejaban no denominar “problemas” a las ecuaciones que sus educandos debían de resolver; afirmaban que el término disuade a los estudiantes del gusto por la ciencia de Pitágoras y sugerían manejar el término “ejercicios”, sobre todo porque los padres recomiendan a sus hijos “no meterse en problemas”. Desconozco si existen estadísticas evidenciables del mejoramiento en las ciencias exactas, basadas en estas permutaciones semánticas.

Traigo a colación este pasaje, para exponer cómo, en cuestiones electorales, el uso del lenguaje bélico inhibe a los ciudadanos a participar.

Veamos cómo los adversarios, palabra que denota violencia, acusan a sus contrincantes de “guerra sucia”. En toda la historia no conozco una guerra límpida; existe sí el proverbio: “En la guerra y el amor todo se vale”. Los equipos de campaña preparan su estrategia para eliminar a su opositor. Observe las palabras: campaña, contendientes, estrategias y eliminar, todas ellas pertenecen a etimologías guerreras. Pregunto: ¿es sano para la democracia utilizar vocablos llamantes a la confrontación?

Cuando los militantes bloquean carreteras, se enfrentan primero con palabras altisonantes, utilizando como base a la madre y terminan en batalla de pedradas; el diferendo no es producto de una desenfrenada pasión partidista, es resultado de una semántica de confrontación.

En los bandos, antes o después, en sus frentes de batalla, las ambiciones son tan desmedidas que existe “fuego amigo”. En muchas ocasiones para salir victorioso de la guerra se acuerdan “coaliciones”, aunque ideológicamente sean incompatibles, el caso es mantener el pacto para obtener la victoria, aunque después inicien nueva confrontación para repartir el botín de guerra.

En las jornadas electorales sabemos que donde está el “comandante” supervisando las estrategias se denomina “el cuartel” y sus estrategas de primera línea son su “estado mayor”. En el Diccionario de Guerra hay cientos de palabras de uso cotidiano en elecciones, ejemplo: zona minada (lugar donde los opositores tienen control), coordenadas (ubicación), blindaje (no entre o salga nada), puntos críticos (lugares de debilidad), retaguardia (los cuidadores de casillas).

La terminología castrense no es lenguaje correcto para la democracia; en la milicia la democracia no existe, impera una cadena mandante de disciplina. Hay que educar para la democracia como un ejercicio de civilidad que nada tiene que ver con la guerra.

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