Amigo de los mayas peninsulares (II)

Ante la miopía de la sociedad mayor hacia el pueblo maya, hay hombres como Donald Frischmann que dan todo por ellos.

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Donald Frischmann es mejor que el otro Donald, su visión sobre la cultura de los mayas peninsulares es valiosa, así lo considero; júzguelo, a través de esta trascripción de reciente entrevista, en donde habla de su pasión: “Como lingüista, literato y ser humano, deseo compartir y dar a conocer entre hispanos y angloparlantes el trabajo de pensadores, creadores y escritores indígenas, que merecen ser difundidos, leídos, escuchados, además de ser tomados en cuenta por ser expresión viva de un pueblo con un pasado grandioso que se prolonga en el presente y el futuro de la sociedad yucateca contemporánea”.

Como lo expresa la poeta Angélica Pérez Angulo:

Me acerco a la puerta de tu corazón
de pronto observo si te encuentras allí,
no comprendo por qué no me ves.

Ante esta miopía de la sociedad mayor hacia el pueblo maya -no el concepto histórico de los mayas del pasado, sino los actuales, de carne, hueso y cerebros pensantes- hay mucho trabajo por hacer, y pongo mis servicios, mis talentos, para situaciones y personas que puedan ser aliados en esta lucha, dice.

El Dr. Frischmann no puede ocultar sus ímpetus: quiero que el mundo conozca al pueblo maya como un pueblo digno, cuya dignidad es revelada en un sinfín de actos cotidianos, muchos de ellos no trascienden el ámbito doméstico o familiar, o bien se quedan en el espacio de la milpa o del migrante que se enfrenta a un nuevo mundo hostil, al alejarse de su espacio o pueblo de origen.

Sobre la lengua materna, su opinión es crítica a lo establecido, alertando sobre la situación que se observa demográficamente en la disminución significativa del uso de la lengua maya entre los jóvenes indígenas. Afirma que no es un proceso natural, sino provocado por el sistema político, social y económico dominante a través de una educación enfocada al monolingüismo (aun en las escuelas bilingües); otra variable, según nuestro interlocutor, es el efecto que tienen los medios masivos de incomunicación, de los cuales está ausente el pueblo maya como sujeto de programación, y regresa insistente a la temática de la migración, que rompe los tejidos sociales y culturales de la juventud indígena.

El intelectual señala que lo ideal no es que los indígenas vivan de las compensaciones gubernamentales, sino de un empoderamiento y emprendimiento, que haga posible la existencia económica, social y cultural de los pueblos originarios de una manera autónoma y digna.

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