Agradecer

La constante repetición ha creado la cultura del abandono, prueba innegable de que hemos fracasado en la formación de los hijos, por lo menos en este punto.

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La constante repetición ha creado la cultura del abandono, prueba innegable de que hemos fracasado en la formación de los hijos, por lo menos en este punto.

Somos dos o tres generaciones que guardamos respeto a los padres y temor a los hijos.

Con la poesía que dice más o menos “si algo me debes hijo mío, no te preocupes porque un angelito vendrá a cobrarte y a él deberás pagarle”, creamos en los hijos la idea de que les debemos y ellos muchas veces la manejan en forma hiriente, y fomentamos el abandono a los padres, con una digna minoría que no está en este grupo.

Si no hemos promovido la cultura, partiendo de la costumbre del agradecimiento, a la creación, la vida e inmediatamente a nuestros padres, ¿cómo queremos tener generaciones de hombres buenos?

La conseja de: primero ve por tus hijos y luego si puedes ve por tus padres, ha llevado al abandono y la falta de atención a éstos, justificándonos con que debemos darles todo primero a los hijos y como “la palabra mueve, pero el ejemplo arrastra”, en cierta forma abandonamos a nuestros padres y nuestros hijos serán abandonados por nuestros nietos.

No me refiero al señalar el abandono a ignorarlos completamente, me refiero a la carencia de agradecimiento hacia quienes nos dieron, si no todo, por lo menos la vida, que no es cualquier cosa. Trato que recibiremos y también nuestros hijos.

Un buen hombre que cayó en desgracia y perdió fortuna y familia dijo: “Señor, si has de quitarme todo, que lo último sea el ser agradecido”.
Si no desperdiciamos la oportunidad de agradecer a nuestros padres, para ejemplo de nuestros hijos, estaremos formando mejores seres humanos.

Los hijos pueden pensar que queremos llamar la atención, pero se equivocan, lo que deseamos realmente es que ellos sean tratados mejor que nosotros.

Todo esto lo platicó una persona la otra noche y me pareció interesante compartirlo.

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