Ticul: una tentación en la que hay que caer

Una comunidad que ha alcanzado niveles de excelencia en sus numerosas escuelas.

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Imposible privarme de la aventura que emocionadamente me invita a vivir el profesor Marby Yerves Ceballos.

He escuchado descripciones de ciudades y poblados de nuestro bello Estado de Yucatán y de otros estados, pero no me provocaron la emoción que sentí cuando el profesor Marby me habló de la ciudad de Ticul, desde los orígenes del nombre hasta la emblemática belleza de sus mujeres y el carácter persistente de sus habitantes que han logrado hacer de Ticul una gran ciudad. Turística, realzando con parques y monumentos su importante historia. Comercial, con desarrollos notorios en la industria del calzado y la alfarería, a cargo de artesanos que no aceptan menos que la perfección en sus creaciones de talla en piedra y manufactura de calzado para dama.

Me describe una comunidad que ha alcanzado niveles de excelencia en sus numerosas escuelas, desde las de preescolar hasta las de estudios superiores, cuyos estudiantes son reconocidos dentro y fuera del Estado.

Conmovedor me pareció el relato de su llegada a esta ciudad y establecer una escuela, en la que amplió el marco de la formación estudiantil, con actividades de horticultura y artesanías, con un espíritu recreativo, generando en esta interesante población ávida de mayores conocimientos, hombres y mujeres que pudieron encontrar sus verdaderas vocaciones y con el paso del tiempo han contribuido importantemente a lograr lo que hoy es Ticul. Personas que han destacado en el comercio, la política y el arte.

Escucho la voz emocionada del profesor Yerves cuando menciona a Tete Cuevas, Sergio Esquivel y el inmenso Armando Manzanero entre otros músicos, abogados, médicos y políticos que han sobresalido en sus actividades.

(Pienso que la sangre maya y la alemana fueron una excelente combinación.)

Cuando habla el profesor enamorado de Ticul, de su gastronomía, dice: “Se come lo mismo que en otros lugares de Yucatán… pero más sabroso”.

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