Entre versos y sonetos

Entre largos sorbos de café y el arrullo de olas que rompen en cristales al tocar la playa, escuchaba atento lo que hoy será historia vuelta a la vida.

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Entre largos sorbos de café y el arrullo de olas que rompen en cristales al tocar la playa, escuchaba atento lo que hoy será historia vuelta a la vida. Ahí, sentado y abrumado ante tantas obras literarias y pasajes de la cruenta lucha revolucionaria, Paty, nieta de don José Inés Novelo, fue desgranando en prosa la vida de su abuelo, una vida engarzada de amor a su madre, de ilusiones e inquietudes, de fracasos y valor, de mucha valentía para desafiar a la vida misma y al destino, y todo, por sus sueños de ser alguien en la vida.

José Inés, aquel humilde niño, siempre sintió angustia y preocupación por la pobreza de la gente de su pueblo, así lo expresó en las notas de su anecdotario sentimental cuando escribió “Me conmueven sus gentes sencillas; me entristece la penuria de sus campesinos; y sufro hondamente cuando miro la tristeza en los rostros macilentos de los niños, que asoman en las lodosas callejuelas de sus pueblos sin destino”. Su incierto destino pronto encontraría la luz divina que lo encaminaría a un interminable peregrinar hasta concretar sus sueños: la defensa de su pueblo.
Su carácter indomable y férrea decisión muy pronto lo llevaron a terminar la carrera de abogado, misma que amalgamó con su pasión por escribir sonetos. Las letras y la poesía fueron su vida, de su infancia brotaron los primeros versos que, con el paso de los años, tomaron forma de sonetos que dieron vida a reconocidas obras literarias que hoy son objeto de consulta y textos de la clase de español de prestigiadas universidades norteamericanas.

El personaje público tiene igual o mayor reconocimiento que su obra literaria, fue director del Instituto Literario de Yucatán, diputado federal y senador por Yucatán, cercano colaborador y asesor de José María Pino Suárez y Francisco I. Madero hasta la muerte de ambos, impulsor de las escuelas rurales, entre otros distinguidos cargos. Su agitada lucha por la justicia y la paz social en el México revolucionario lo llevaron al destierro, donde continuó escribiendo poemas. De vuelta al terruño, su vida transcurrió entre versos y sonetos que marcaron para siempre su espíritu, el cual lo describe como: “El niño que quiso comprar un cachito de cielo –Amo profundamente a mi tierra, me gusta recorrerla palmo a palmo, disfruto extraordinariamente sus paisajes, contemplo embelesado sus amaneceres, y me deleito viendo caer las tardes…”: José Inés Novelo.

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