La otra cara del Modelo Educativo

La política educativa definida desde el Estado tiende a ser “vertical”, “autoritaria” e “ineficiente”,

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Mucho se ha escrito y comentado -incluso filmado- sobre la baja calidad de la educación en México, también todos coinciden en que ofrece una formación mediocre, promotora del analfabetismo, cómplice del embrutecimiento televisivo, generadora de una mentalidad pasiva y acrítica, adecuada para la explotación en el mercado laboral, enfocada a producir simples obreros para las empresas e inofensivos críticos al gobierno; sin embargo, en la educación primaria ningún niño puede reprobar el ciclo escolar, aunque carezca absolutamente de los conocimientos elementales para pasar al siguiente nivel. Lo único que les importa a las autoridades educativas es que se llegue a la secundaria, para demostrar que en México la educación básica es eficiente y progresiva.

Contrariamente a los principios del artículo 3° constitucional, la educación pública opera bajo los intereses del sistema neoliberalista del país, enfocándose a la formación de niños y jóvenes indiferentes a los problemas sociales, la cultura e incapaces de ejercer el pensamiento crítico; además, influenciados por el consumismo y cómplices del acoso y la violencia (no en vano ocupamos el primer lugar de bullying a nivel internacional).

El nuevo Modelo Educativo no tiene la menor intención de cambiar las cosas, llevamos casi treinta años con la descentralización educativa en la que el Gobierno Federal cedió esa responsabilidad a los gobiernos estatales, en términos presupuestales y administrativos, pero, en este sexenio, se regresó al centralismo educativo del pasado. En lo que en un principio se definió como la escuela al centro, hoy directivos, maestros y padres son entes pasivos a la espera de indicaciones. ¿Dónde quedó la autonomía para la toma de decisiones, la gestión y participación de los padres? Hoy seguimos inmersos en el paradigma vertical que somete a las escuelas a la normatividad definida externamente, sin conocimiento de sus necesidades; además de crear una cultura que desalienta la creatividad, la innovación y los cambios tendientes a mejorar el aprendizaje. La política educativa definida desde el Estado tiende a ser “vertical”, “autoritaria” e “ineficiente”, siendo esta la principal característica de la ideología neoliberal. Sólo la libre actuación de los maestros es garantía suficiente para realizar los cambios esperados.

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