Urgen cambios al modelo educativo

El desarrollo tecnológico impacta radicalmente y pone en tela de juicio al sistema educativo nacional.

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Desde los albores de este siglo, el desarrollo tecnológico impacta radicalmente y pone en tela de juicio al sistema educativo nacional. La velocidad de los cambios evidencia un acelerado deterioro que se refleja en el pobre desempeño de nuestros estudiantes a la hora de enfrentarse a los retos del mundo globalizado.

Los maestros seguimos enseñando lo mismo y de la misma manera; es decir, hacemos de todo pero no hacemos nada. En las escuelas no se desarrollan adecuadamente los diferentes campos de aprendizaje, nos enfocamos principalmente en la lingüística y lógica matemática como si con esto se mejorara toda la calidad educativa, pero no consideramos si nuestros alumnos aprenden de manera visual, auditiva o son kinestésicos; nos olvidamos de desarrollar sus capacidades naturales e inherentes.

Los referentes de calidad educativa se centran en los dos primeros y no reconocemos a quienes destacan en otros campos como la música, el arte y deportes, sin considerar sus múltiples capacidades y habilidades.

La mala planeación curricular origina una disgregación con el campo laboral debido a la nula conexión entre el mundo académico y el mundo laboral. No se desarrollan las competencias que demanda la industria tecnificada, y nuestros estudiantes resultan sub-calificados y con rezago de conocimientos.

Nos olvidamos del elemento más importante que debe propiciar la educación: el aprendizaje de por vida, no es sensato pensar que el aprendizaje acaba cuando se finaliza la universidad. Seremos disfuncionales si, después de graduarnos, dejamos de aprender. La escuela debe potenciar a las personas, propiciar la indagación sobre la memorización, la reflexión sobre la mecanización, la colaboración sobre la competencia, la búsqueda de propósito sobre la acumulación de títulos.

Elevar la calidad de la educación implica revolucionar el aprendizaje desde sus cimientos, con una educación más personalizada para descubrir el interés propio, con una integración “en línea” con el mundo real, utilizando la tecnología como un elemento clave para la indagación. Un aula donde el maestro sea un catalizador del aprendizaje y donde la colaboración será la garantía del aprendizaje.

Aún estamos a tiempo para ajustar el nuevo modelo educativo a la realidad y las necesidades de desarrollo de nuestra sociedad. La educación no debe ser moneda de cambio para los políticos.

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