"La felicidad viene en PDF"

¿Sabes cuántos escritores desaparecerían si se va la luz?

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En una ocasión, un amigo poeta me preguntó a manera de juego retórico: ¿sabes cuántos escritores desaparecerían si se va la luz? Elaboró esta cuestión refiriéndose a la cantidad indescifrable de autores que han optado por la publicación digital en lugar de la impresa. Entonces, con algo de temor, imaginé al villano que se aproximaba hacia el switch del internet y lo bajaba de una vez por todas, privándonos para siempre de tanta buena literatura, pero sobre todo de muchos noveles escritores.

Una oscuridad de tal magnitud, igual a la que se perpetuó durante siglos al calor del llamado canon literario, obligaría a que nos preguntáramos ¿a dónde naufragarán las palabras dichas en otras plataformas? A qué umbral desconocido llegarían esas bibliotecas digitales que hemos saqueado hasta el cansancio y nos han enseñado que la felicidad también viene en formato PDF.

El arte de vagar durante el insomnio en revistas literarias, como Marabunta o El humo, se esfumaría junto con la triste luz de nuestros monitores.

Millones de archivos en Word, aún sin dar el salto de fe a la impresora, dejarían de transitar diariamente en mensajes a través de las redes sociales.

Nos abandonarían también páginas de la talla de Ciudad Seva del escritor puertorriqueño Luis López Nieves, que han hecho una tarea titánica de recopilación o links como Los mejores 100 cuentos del siglo, que, a pesar del título rimbombante, instruyen más que algunas clases de literatura.

Pero que no se mal interprete, Gutenberg todavía tiene lo suyo; el amor hacia los libros, acaso el amor más parecido al que sentimos por nuestros padres, no desaparecerá ni con “el corazón de las tinieblas”, diría Joseph Conrad.

Espero nunca llegue el momento en el que los lectores nos despertemos a la mitad de la madrugada sólo para mover el cursor de la computadora y comprobar que todavía estamos en línea, que seguimos vivos, y que, efectivamente, nos da miedo la oscuridad.

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