Garantía profesional obligatoria
El Poder de la pluma
Cuando llegas a cualquier lugar para recibir un servicio, ¿qué es lo primero que buscas?, ¿algún diploma, reconocimiento o certificación que acredite a la persona o local, o documento que brinde tranquilidad por haber acudido al lugar correcto?
Pues bien, cuando de salud hablamos, al día de hoy, en México, de todos los médicos graduados y con cédula, más del 60% son generales, responsables de atender el 80% de los problemas de salud. El otro 40% corresponde a especialistas.
La capacitación de los médicos responde a la necesidad de dominar determinado número de enfermedades. Tenemos que ser expertos y conocer cada detalle en cada zona del cuerpo.
Para lograr el reconocimiento no solo de una facultad o institución, al terminar la formación, presentamos examen ante el consejo de la especialidad.
¿Pero qué son los consejos mexicanos de certificación de especialistas? Son cuerpos colegiados formados por prestigiados y probos representantes de la comunidad y profesionales de la misma disciplina, elegidos por sus pares para establecer los procesos de certificación y recertificación periódica de sus compañeros con base en requisitos de preparación y adiestramiento en cada campo de la práctica médica y demostración de competencias.
La razón de existir de los consejos es garantizar la docta habilidad del médico. Con ello garantizamos a los enfermos la certeza de que están en manos de alguien con todo el conocimiento de un área y reconocimiento de quienes estudiaron la misma especialidad.
Estos consejos son asociaciones civiles, cuyas funciones no se sobreponen con la correspondiente a las sociedades, colegios o academias, ni con las instituciones de educación superior u organismos gubernamentales, cuyo marco normativo les atribuye funciones específicas para realizar actividades de formación, educación continua, desarrollo o registro y autorización de su práctica.
O sea cada ente no se sobrepone, más bien son complementarios e interrelacionados.
Pues bien, amable lector, estoy seguro de que más de algún galeno conocido, amigo o familiar le ha hecho referencia sobre el particular, enfatizando la obligatoriedad de mantenerse capacitados y avalados a través de la certificación -o como muchos de nosotros-, la recertificación (cada 5 años), con el afán de que sepas que la vida de cada doliente se encuentra en manos de un verdadero experto.
Mucho enaltecería que de la misma forma se aplique a todos los profesionistas, por el bien del colectivo.