Los jardines botánicos

El 5 de abril se celebra el Día Mundial de los Jardines Botánicos.

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El 5 de abril se celebra el Día Mundial de los Jardines Botánicos y me gustaría poder, como un reconocimiento, hablar de la importancia de estos espacios como ecosistemas muy ricos para la preservación y rescate de la flora, de manera particular de la Península de Yucatán.

Tuve el privilegio de asistir al jardín botánico “Roger Orellana”, del Centro de Investigación Científica de Yucatán, en donde por medio de talleres, conferencias y visitas guiadas en el sendero interpretativo pude conocer más de nuestra flora y sus riquezas, una magia natural única.

En su definición amplia y general, un jardín botánico es un espacio donde se encuentran colecciones de plantas documentadas que se desarrollan con propósitos de conservación, investigación científica y educación. Estas colecciones están exhibidas y ordenadas bajo distintos criterios: ecológicos, taxonómicos, geográficos, evolutivos, entre otros. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos (AMJB), en México existen 42 jardines botánicos distribuidos en ecosistemas diversos, lo que permite, entre todos, tener una buena representación de ejemplares locales, regionales e incluso de la flora mundial. El desarrollo de la vegetación está en estrecha relación con clima, suelo y geología, por lo que los ecosistemas presentes en la región se han desarrollado en condiciones únicas, considerando que la Península es una plataforma que emergió del océano.

Pude conocer, gracias a una guía, que todas estas condiciones se conjuntan para tener una riqueza florística de más de 2,000 especies, de las cuales, 119 son plantas de distribución restringida a la Península en ecosistemas únicos, como el petén, sabanas húmedas y manglares, que son parte de la riqueza de los paisajes de la región. La historia natural de la Península es muy reciente.

De acuerdo con algunos investigadores se constituye a principios del Mioceno. La superficie kárstica de la región es plana; sin embargo, se forman pequeñas sierras de no más de 400 metros de altura. La hidrología también presenta un rasgo característico: a excepción de algunos ríos, el paisaje hidrológico lo constituyen sartenejas, aguadas, cenotes y ciénagas, donde aflora el manto freático.

Durante la vista la subdirectora de este espacio Clarisa Jiménez Bañuelos nos explicó que es necesario promover entre nuestros hijos el amor por la naturaleza y sus bondades, pues a ellos les va a tocar continuar con las acciones de preservación y rescate de nuestra flora y fauna.

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