Marco Antonio Vásquez Dávila escribió un relato de los chontales de Tabasco, cuya tradición oral incluye el mito de unos seres combinación de hombre, murciélago y jaguar: los Zutz Balum. Este mito se escucha especialmente en los municipios Centro, Macuspana, Nacajuca y Centla. Igual que muchos otros seres mitológicos, sus atributos pueden ser benéficos o maléficos para los seres humanos.

El autor subraya la fuerte asociación de los murciélagos y del jaguar con la oscuridad de las cuevas y con el reino de la noche. Los murciélagos son habitantes naturales de las cavernas y cada noche salen en busca de sustento. El jaguar es depredador nocturno. Esta relación entre su naturaleza zoológica y el simbolismo asociado permite inferir que Zutz Balum vive en las cuevas.

La gente cuenta que el monstruo sale por las noches, vuela hacia el sur para visitar a su abuela Ix Bolom (La luna). Si en su trayectoria lo atrae el olor de chicozapote que emiten los hombres de la región, baja y devora al indígena.

En la zona de Centla se dice que estos entes tienen mucho pelo, razón por la cual también les llaman hombres vampiro. Cuando pasan sobre los poblados se escucha un silbido característico de este ser que augura buenas cosechas. Cuando vuelan boca arriba prevalece su función benefactora. Si quedan boca abajo, pueden reconocer el olor de algún hombre y descienden para comérselo. Así como el murciélago verdadero necesita del fruto del chicozapote como alimento, el Zutz Balum requiere cazar a los chontales para sobrevivir. También se dice que suelen volar en pareja, pues pueden ser masculinos o femeninos.

Vásquez Dávila concluye que este mito es una traslación simbólica de la realidad que vive la etnia al plano de su cosmovisión y se manifiesta en la tradición. La cultura de estos pueblos y de muchos otros interpreta la situación del entorno natural y genera su desarrollo social. Ambas variables son asimiladas para conformar un sistema coherente de conocimientos, percepciones y creencias.