El Cerro de los Muertos en Chihuahua

Un hombre logró rescatar a su mujer de la muerte, pero...

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Los pueblos rarámuris que se asientan en Chihuahua tienen rica tradición oral. Guadalupe Cevallos Almada y Marisa Fernández recopilaron un relato sobre una mujer y un cerro relacionados con la muerte.

En uno de esos pueblos, hubo un joven matrimonio que vivía feliz. Ella era muy bonita y él muy trabajador, pero se emborrachaba con frecuencia. Un día se le gastó la sal que le servía para conservar sus alimentos y José Macuche, como se llamaba, partió en busca de este producto que era escaso y muy preciado por esos lugares.

De vuelta, casi llegando a su hogar, vio venir a su esposa hacia él. Ella estaba en silencio y con la mirada perdida. Comenzó a agitar la mano para saludarla. Pero la mujer pasó junto a él y ni siquiera lo volteó a ver. Confuso, la siguió y después de mucho caminar vio que se dirigía hacia el Cerro de los Muertos, que es un montículo con muchas cuevas en su interior. En una de ellas, desapareció la mujer. José entendió que su esposa ya había fallecido y se puso a llorar.

Dos altos hombres se acercaron a José y le preguntaron qué le pasaba. Contó lo sucedido y ellos se apiadaron de él. Eran los guardianes del Cerro de los Muertos. Conmovidos, decidieron indicarle cómo recuperar a su esposa. Le dijeron que esperara la noche y cuando todas las almas salieran del cerro a danzar, él debía flechar a su mujer. Así su esposa olvidaría que había muerto y podría regresar a la vida.

Los dos guardianes le advirtieron a José que no debía maltratar a su esposa, hasta que su alma recuperara el vigor perdido. De lo contrario, ella moriría definitivamente. Al llegar la noche hizo lo que le dijeron. Atinó a flecharla en la pantorrilla. Ella volvió a la vida y pasaron unos días muy felices.

José organizó una fiesta para celebrar que su esposa había resucitado. En el mismo ágape volvió a tomar alcohol en exceso. Después, se puso a gritar a todo el mundo, incluso a su mujer. El alma frágil de la señora no lo pudo soportar y la muerte se la llevó para siempre.

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