"Hombres con visión"

Aquí estamos de nuevo, apostándole a la reflexión, al análisis y la decisión de aquellos que logren ver la vida sin filtros.

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Aquí estamos de nuevo, apostándole a la reflexión, al análisis y la decisión de aquellos que logren ver la vida sin filtros. Los sucesos que nos van ocurriendo mientras vivimos se convierten en los ingredientes que se incorporan a lo que seremos; cada cosa, cada hecho, cada suceso y todas las vivencias contribuyen a la construcción de la persona que hay dentro de uno.

Esta gran tarea tiene una clara fecha preferente de inicio, pero no tiene tope, se presenta cuando vemos la luz, a partir del nacimiento, pero su comienzo radica en la decisión humana de construir en uno una persona; esa decisión sólo depende de la voluntad propia, ya no más de otras voluntades.

Ver el futuro, se dice, es cosa de seres perturbados, pero preverlo, digo, es cosa de seres visionarios, de personas conscientes de lo que han vivido y de lo que quieren vivir. Prepararse para el futuro no es ni será cosa de seres perturbados, sólo es en una de las providencias elementales para vivir el mundo de aquí en adelante.

Por eso en la convivencia humana no resulta nada extraño que se hable de las condiciones de las personas de la tercera edad, de su salud, su estado económico, su vulnerabilidad y su permanente estado de riesgo, situación entendible hoy, ya que en el pasado no se supo cómo sería el presente.

Hoy no solamente sabemos cómo se encuentra el presente, también podemos avizorar el futuro, siempre y cuando aprendamos del pasado, y creo esa ya no es una opción, se ha convertido en una responsabilidad de todos.

Nuestra convivencia es una de las cosas para las que nos tenemos que preparar; podremos cambiar nuestro grado de preparación, nuestra forma de vida, nuestra manera de vestir, nuestra forma de hablar, los medios de interacción, la forma de familia, el empleo y otras cosas, pero lo que no va a cambiar es y será la convivencia en sociedad.

Eso es y será así, ya que desde la época primitiva la tendencia natural para la sobrevivencia fue la vida en pequeñas agrupaciones de tribus nómadas; hasta hace cerca de diez mil años se descubrió la agricultura y el hombre se volvió sedentario, se formaron las primeras comunidades que permitieron la cooperación para alargar su existencia.

En tal virtud, queda claro que los seres humanos son criaturas sociales y no seres aislados, por ello difícilmente podrían sobrevivir de nuevo solos; este comportamiento es resultado en gran medida del aprendizaje y la experiencia, ingredientes que debemos valorar ante las circunstancias actuales, en las que la convivencia se ha convertido en el gran reto de algo que se debe conservar.

¿Entonces el desafío radica esencialmente en el deseo propio de cambiar? 

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