Normas Vs formación

Hace unos días fui testigo de hecho de tránsito cuyo resultado fue dos lesionadas y que ocurrió en calles de Mérida, cuando dos jóvenes estudiantes atravesaban una calle en zona peatonal.

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Hace unos días fui testigo de hecho de tránsito cuyo resultado fue dos lesionadas y que ocurrió en calles de Mérida, cuando dos jóvenes estudiantes atravesaban una calle en zona peatonal.

Las consecuencias no fueron de gravedad, aun con lo visualmente impactante, ya que dos metros antes de llegar al otro costado de la calle fueron embestidas por un automotor.

Las opiniones de los testigos, con independencia de lo que fue aconteciendo alrededor de las dos lesionadas, a partir del instante que quedaron derribadas en el asfalto y después atendidas por la unidad médica de auxilio, demuestra la veracidad del dicho: “Cada cabeza es un mundo”.

La responsabilidad del hecho fue engrosando uno y otro bando, al final no sé quién ganó de los dos, pero lo que se demostró fue el desconocimiento que tenían ambos bandos de la existencia de normas y reglamentos que rigen el tránsito de todos quienes lo hacemos a pie o en vehículos automotores o no.

Esa falta de objetividad, preparación y conocimiento, pero sobre todo de formación, fue la que permeó durante el lapso que transcurrió desde el momento del hecho hasta instantes, horas y días después, ya que las jóvenes lesionadas son parte de los estudiantes en activo de un centro escolar que está frente al lugar donde el percance ocurrió.

Con “Normas versus formación” pretendo llamar la atención social con respecto a la constante exigencia de normas, ya que si bien es cierto que todo aquello que nos rige debe estar en constante evolución y acorde con las necesidades del conglomerado, también lo es que conocemos poco y muy pocos el contenido del derecho positivo, al cual le agrego las normas administrativas.

Lo digo en sentido estricto para señalar que ese hecho me sirvió para terminar de entender más nuestra falta de formación que de más normas, esto en razón de que si bien es cierto que en aquel lugar el agua, el tiempo y el polvo ya habían hecho de las suyas borrando el señalamiento de paso peatonal en la vía -mismo que ya fue repintado-, en ese lugar no dejaron de existir los señalamientos visuales.

Lo anterior confirma que poco a poco, consciente o inconscientemente, dejamos de cumplir responsabilidades por demás lógicas, en el caso un reglamento de vialidad, el cual mínimo todo conductor debe conocer y nunca olvidar, y da razón para asegurar que vacío reglamentario no existe, lo que sí existió fue la falta de cumplimiento de normas vigentes.

Por ello nuestra reflexión deberá versar en el título del trabajo que hoy ofrezco para su análisis y discusión, pensando en aquella necesidad de fortalecer la cultura de la legalidad, de todo aquello que nos rige.

¿Más normas o mejor formación?n

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