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Nos encontramos en un nuevo paradigma de la lengua castellana y, en específico, del español que utilizamos en la vida cotidiana. Hace un par de semanas hablamos con el amable lector acerca de los indicios, hoy sin embargo plantearemos un escenario que iría coaligado al tema del trabajo que ya compartimos.

El término “huachicolero” fue el principal objetivo de los indicios que empiezan a germinar en territorio de nuestro Estado.
Por el mismo camino, hace un par de días nos sorprendió la noticia sobre una especie felina que atacó a dos personas en una propiedad anclada en las afueras del periférico que circunda nuestra ciudad.

Y aunque al parecer los términos a los que me referiré en este trabajo no son nuevos, lo serían para esta afable sociedad que ve sus fortalezas en los valores, principios y costumbres enraizados con una buena dosis de fuerza.

Pues tales distintivos parecieran recibir ya, de manera periódica, embates de comportamientos poco nativos de nuestra sociedad.

Es el caso que en tan reciente suceso encontramos a un nuevo habitante que lo distingue no por sus cualidades formativas; en esta ocasión esa distinción radica en una situación jurídica que posiblemente lo lleve a manos de la justicia y de regreso a su natal ciudad.

De acuerdo con las versiones periodísticas, el referido sujeto en cuestión es uno de los lesionados a consecuencia de la naturaleza salvaje de un ejemplar que tiene por característica un temperamento inestable y en que en su hábitat utiliza como herramienta de defensa para con sus iguales, poseedor de una agresividad característica de esa especie.

Es el caso que tal suceso pareciera ser la punta de un iceberg de una situación que por largo tiempo se ha comentado, y está en relación con que por la tranquilidad que impera en nuestras tierras pareciera que es aquí el santuario de aquellos que pretenden resguardarse de situaciones comprometedoras.

Pues bien, esto sin duda contribuye a que en nuestra vida cotidiana nos acostumbremos (si es así nuestra decisión) a incorporar el comportamiento en nuestras charlas sobre los hechos en los que se encuentran nuestros vecinos; en otras palabras, estaremos hablando posiblemente de aquellos dedicados al mal y que hoy parecen ser nuestros colonos.

Es así como ayer hablamos de un lesionado por un tigre que es probablemente un sustraído de la justicia y antier de los “huachicoleros” lesionados.

¿Después de estos sucesos, qué sigue?

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