En la raya...

Pasé caminando y fue rápido. En la fila a un tipo que estaba delante de mí le hicieron dos preguntas y zaz que se lo levantan los oficiales de migración...

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Pasé caminando y fue rápido. En la fila a un tipo que estaba delante de mí le hicieron dos preguntas y zaz que se lo levantan los oficiales de migración...

Más revisiones a mi maleta. Los chilitos habaneros corrían riesgo... pero la brincamos.... Al salir, en teoría del otro lado me esperaba un camión (ya había pagado mi boleto) que me llevaría a Los Ángeles... Nunca encontré el bendito camión....

Para entonces ya había hecho migas con un chiapaneco que iba a San Francisco a trabajar con un permiso temporal y pues con él me quedé. Luego fui al lugar donde supuestamente nos esperaba el transporte, donde, como yo, había más personas esperando y no llegaba nadie. El lugar era oscuro... se veían de un lado los clásicos semáforos y del otro el famoso puente para cruzar la frontera. El tiempo corría y mi compañero tenía un boleto bonito y hasta con hora de salida. Mi boleto, feo y dudoso, sin hora de salida.

Empecé a investigar, con el paisano chiapaneco a mi lado. Todo el mundo me mandaba a 3 cuadras, pero estaba lejos; con maleta y oscuro se me hacía eterno. Ya había pasado casi una hora y empecé a ver dónde comprar otro boleto. Sí había para Los Ángeles, pero me dejaba lejos de casa de mis tíos. No era opción.

Muchos malafachas que no inspiraban acercarse a preguntar. De casualidad escuché que hay urbans y pregunté el precio... un poco mas caro, pero dije: de una vez me voy. El que me daba los informes tenía un ojo blanco y voz raposa.

Daba miedo. Es Tijuana y lo que representa en la psique de una mujer. A la bendición: voy a la supuesta urban y resulta que es un cochecito de 5 pasajeros que llevaba a dos chicos más. Me despedí de mi amigo, ya casi hermano, chiapaneco. Nos tomó una foto a mí y al auto por si las moscas. Registró mi teléfono y luego me marcó. Sólo Dios me cuidaba. Iba con tres varones: el chofer y dos chamacos de no más de 22 años. Gracias a Dios negocié con el chofer y por 5 dólares más me dejó en la puerta de la casa de mis tíos.

¡A los 5 minutos ya reíamos a carcajadas de la odisea!

Conclusiones: 1) No lo volvería hacer de noche si tuviera maleta (sólo con mi mochila sí). 2) Hubiera estado más padre de día. 3) Creo que me robaron 25 dólares.

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