Pantallas, ¿ladronas silenciosas?

Las pantallas son ladronas silenciosas no sólo del sueño sino también de la convivencia familiar.

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¿Nos hemos dado cuenta de que tanto a pequeños y grandes les cuesta más trabajo conciliar el sueño?
Una de las razones de este fenómeno se encuentra en la sobre estimulación que se recibe por estar muchas horas enfrente de las pantallas –de cualquier tipo– con las que convivimos a diario.

Los menores le están ganando la batalla a los papás en cuanto a estar en contacto con videojuegos, televisores, computadoras, tabletas, consolas, celulares, etc., siendo dichos aparatos las nanas del nuevo siglo, y en forma quizá inocente para algunos padres estamos cediendo nuestra función dejando de ver que pueden desencadenarse riesgos por el contacto inadecuado, sin vigilancia ni horarios de los cuales nuestros hijos hacen uso.

Lo ideal es que a los hijos siendo muy pequeños se les acostumbre a rutinas de sueño reparador desde muy temprano para que vayan a la cama y duerman las horas necesarias de acuerdo a su edad.

Sabemos que la tecnología en sí misma tiene un alcance benéfico maravilloso, no podemos negar cómo ha mejorado la vida de las personas.
¿Qué sería de nosotros hoy día sin un teléfono celular? o ¿sin internet? ¡Increíble la forma en la que estos avances nos han seducido! Se pueden hacer cosas insospechadas desde un teléfono inteligente ahorrándonos muchísimo tiempo; podemos realizar trámites que antes eran muy engorrosos desde cualquier dispositivo, investigaciones con unos cuantos clics o comunicarnos en tiempo real con aquellas personas que se encuentran en otro país y viéndoles a la cara, nunca había sido más fácil mantenernos en contacto con nuestros familiares y amigos en todo momento y desde cualquier lugar.

En todos los campos el auge tecnológico ha sido determinante y hemos sido testigos de cómo se ha revolucionado cualquier campo de la ciencia, la medicina, la industria, el comercio, la educación, las comunicaciones, la economía, el ejercicio del gobierno, etc., pero como todo en la vida, existen pros y contras.

Investigadores de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, hicieron un estudio a 1,656 jóvenes de entre los 13 y 17 años y encontraron que sólo el 38% de ellos apagaron el teléfono durante las horas de sueño, después de un año de investigación comprobaron que su uso en horas intempestivas era más frecuente y que el origen del cansancio que arrastraban el 35% de los mismos en las escuelas se debía justamente al celular.

El avance tecnológico en las comunicaciones con la oferta constante de teléfonos celulares inteligentes hacen de ellos una herramienta multifuncional para los usuarios más comunes, pues ya no se reducen a la función de hacer y recibir llamadas, sino que ahora son prácticamente oficinas ambulantes para los adultos con todo lo necesario y además sirven como cámaras, videograbadoras, radio, reproductores de música, dispositivos para videojuegos, controles universales de otros aparatos y un largo etcétera.

El tema es que también se les están dando a los menores de edad esta clase de dispositivos que no van en función con su edad y madurez, haciendo de ellos un uso indiscriminado, ¿Se han fijado en ciertos lugares cómo hay bebés con tabletas en mano totalmente abstraídos? ¿niños que estando en fiestas infantiles prefieren amigos virtuales a los que tienen enfrente?

Las pantallas son ladronas silenciosas no solo del sueño sino también de la convivencia familiar, de las relaciones personales cara a cara con amigos y de otras habilidades que el ser humano debe de desarrollar.

Ya iniciamos ciclo escolar, estemos atentos a los riesgos y fomentemos el descanso que sirva para potenciar el rendimiento escolar y favorecer las horas de sueño necesarias poniendo límites al uso de la tecnología; no se trata de satanizarla, más bien se trata de no perder de vista para qué está hecha y sacarle el mejor partido.

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