¡Cácaro! La época de oro contada en monitos

El 6 de agosto de 1896, Gabriel Veyre y Claude F. Von Bernard fueron enviados por los Lumière para promover el cinematógrafo en México.

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El 6 de agosto de 1896, Gabriel Veyre y Claude F. Von Bernard fueron enviados por los Lumière para promover el cinematógrafo en México. Porfirio Díaz, su familia y miembros de su gabinete fueron los primeros en vivir la experiencia del cine en el Castillo de Chapultepec. 120 años después y para conmemorar la histórica fecha, un grupo de moneros encabezados por Gonzalo Rocha, Hernández, Luis Fernando y Magú, se dieron a la tarea de crear caricaturas e historietas en torno al periodo que se sitúa entre los años que van de 1933 a 1959.

El libro resultante fue “¡Cácaro! La época del cine mexicano en monos” (Resistencia, 2016), que contó con los textos de Juan Manuel Aurrecoechea, coautor de ese indispensable compendio titulado “La historia de la historieta mexicana” (Conaculta, 1988). En dicha publicación, a la par de textos informativos en torno a 17 de los filmes más conocidos del panorama nacional, se encuentran viñetas y caricaturas ilustrando episodios de los mismos, homenajeando o satirizando a algunas de las luminarias de este país.

Lo interesante de las fichas filmográficas es que en tres páginas nos cuentan lo esencial de las películas, pero sin un tono condescendiente, sino todo lo contrario. De una manera crítica e informada, Aurrecoechea nos sitúa en el contexto histórico y social en el que fueron realizadas, pues aunque algunas fueron auténticos bodrios en cuanto a lenguaje cinematográfico (por ejemplo, las de Juan Orol), es innegable que hoy en día forman parte de eso que llamamos “cine de culto”, exponiendo las razones y aquilatando su valor actual.

La publicación no está exenta de datos curiosos y anécdotas sabrosas, como aquella donde el escritor Rómulo Gallegos ve llegar a una joven María Félix exclamando: “¡Ahí está mi Doña Bárbara!”, haciendo que reemplazaran a la actriz seleccionada por la diva que en ese entonces apenas y contaba con dos películas en su haber. La producción habría de forjar la carrera de la Félix, conocida desde entonces con el mote de “La doña”.

Todo viene a cuento, ya que la presencia de Rocha el día de ayer en Mérida, dio lugar a la presentación del libro en la ciudad que en 1906 consignara el primer largometraje de la historia de nuestro país, de la mano de Enrique Rosas, tal y como se documenta en el libro “El cine yucateco” (Unam, 1980), de Gabriel Ramírez Aznar. ¡Cácaro…!

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