Mauricio Sahuí Rivero

De que la disciplina partidista, premisa de la unidad en tiempos electorales, rinde frutos, buenos frutos, pudo dar cuenta Mauricio Sahuí Rivero.

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De que la disciplina partidista, premisa de la unidad en tiempos electorales, rinde frutos, buenos frutos, pudo dar cuenta Mauricio Sahuí Rivero, cuando fue, recientemente, después de un largo proceso deliberativo, nominado como precandidato a la titularidad del Poder Ejecutivo. Porque para nadie resulta un secreto que, en varias ocasiones, tuvo que realizar un trabajo de sacrificio para no ser el factor que pudiera incidir en la división y con ello en la pérdida de competitividad electoral del PRI.

En consecuencia, que recibiera el apoyo de Jorge Carlos Ramírez Marín, Pablo Gamboa Miner, Roberto Rodríguez Asaf, Felipe Cervera Hernández, Liborio Vidal Aguilar, Carlos Berlín Montero y Víctor Caballero Durán, con quienes contendió en la búsqueda de la precandidatura, todos ellos con la trayectoria y los méritos suficientes para hacerlo, puede verse, si se quiere, como una justa retribución a lo que él mismo construyó.

Porque el PRI yucateco tiene muy claro que en estos tiempos de alta competitividad democrática sólo se puede obtener la victoria cuando trabajan todos juntos en torno a una meta, y, en este caso, no hay que perder de vista que el objetivo es buscar la continuidad del cambio que ha impulsado desde su gobierno Rolando Zapata Bello, con excelentes resultados en cuanto a la creación de fuentes de empleo, que tanto la sociedad en general como los grupos empresariales no dudan reconocer.

Cambio que el propio Sahuí ha contribuido a realizar, pues, fungiendo en los dos últimos años como secretario de Desarrollo Social del gabinete zapatista, participó en el combate a la pobreza, habiendo distinguido a Yucatán como la mejor entidad en aplicar programas de desarrollo social, en vista de los resultados obtenidos en relación con la disminución de gente en situación de pobreza extrema.

Así, el nombramiento de Mauricio puede leerse también como la preocupación porque los beneficios del crecimiento de la economía del Estado puedan llegar a la mayor parte de la población de manera que incidan en el mejoramiento del nivel de vida de los más necesitados.

En concordancia con los postulados nacionales, el PRI ha optado por presentar en Yucatán un candidato honesto, con el talento y la preparación convenientes, adquiridos tanto en la academia como en su desarrollo como legislador local y federal, así como en los puestos públicos que ha desempeñado.

Pero tal vez lo más importante en cuestiones electorales estriba en el hecho de que Sahuí Rivero ha demostrado un excelente desempeño en las tareas partidistas y de campaña. No hay que olvidar que en el origen de su exitosa carrera logró obtener la victoria en un distrito local que durante mucho tiempo estuvo monopolizado por otro partido.

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