Infonavit: una pésima imagen
El poder de la pluma
Recientemente intenté tramitar la devolución del Fondo de Ahorro de Vivienda 72-92. De entrada, me quedé con un palmo de narices, con pésima impresión de quienes pude contactar, así como de las áreas de mercadotecnia e imagen del Instituto e inclusive de sus principales funcionarios y directivos, quienes se llenan la boca al hablar, a diestra y siniestra, de las “bondades del instituto”, según esto, la cuarta institución financiera hipotecaria más grande del mundo.
Quizás si yo trabajara ahí y me encontrara detrás de una línea telefónica, me expresaría o actuaría del mismo modo, en detrimento de la calidad en el servicio, la atención al público y la buena actitud.
Intentando recuperar los recursos del Fondo de Ahorro 1972-1992, tal como lo dicta el sentido común, busqué información en el portal del instituto, llegando a un sitio en el cual se dan datos al respecto y que, al derivarte a otra liga, te lleva a la apertura de un acceso al portal para la consulta de “cuánto ahorro tengo”.
Perseverante como soy, opto por el 01 800 y después de escuchar la letanía de los múltiples menús de acceso y de elegir uno, otro y otro, luego de 30 minutos, me atiende una dama y me receta otro menú, excepto el que yo requiero, y me expresa que si no estoy conforme con la información que me ha proporcionado -que para nada viene al caso- vuelva a marcar para ver si otra persona que me conteste tiene la información que requiero.
Ineludiblemente surgen en mí sentimientos y emociones de coraje, impotencia y frustración cuando algo tan sencillo como es el que me proporcionen información sobre los requisitos para el retiro de los recursos del Fondo de Ahorro 72-92, no sean capaces de hacerlo y, para rematar la indolente actitud, me dicen: “Pues si quiere acuda a la subdelegación y ahí lo atenderán”; les faltó agregar: “Con mucho gusto”.
Ya que no pudo darme la información solicitada, pedí me enlazaran al área de citas para concertar una. Y me contestan: No lo puedo transferir, debe volver a llamar y, además, el sistema de reserva de citas no está operando este día.
Señores delegado y funcionarios del Instituto del Fondo de la Vivienda para los Trabajadores, los están dejando muy mal parados, y más en esta época de elecciones.
Un buen servicio y una actitud afable e interesada en los problemas de los derechohabientes generan gratitud y compromiso.
Un mal servicio, me atrevo a pensar, bien puede significar un voto menos, o quizás muchos más de los que ustedes se pudieran imaginar.