Vamos a hablar de sexo
El poder de la pluma
Vamos a hablar de sexo hasta que hacerlo sea tan natural como hablar de la buena comida, del arte o de filosofía.
Vamos a hablar de sexo hasta que comprendamos la importancia de conocerlo, valorarlo y de redimirlo, hasta que aprendamos a vivirlo con plenitud, con libertad, entrega y profundidad, no sólo como un medio para el placer o la reproducción sino para trascender como seres espirituales, un camino de sabiduría, de autoconocimiento y conexión.
Vamos a hablar de sexo hasta tirar abajo todos esos siglos de engaños, de manipulación y abuso que las religiones y los poderes del mundo nos han impuesto haciéndonos ver algo tan sagrado y maravilloso como si fuera algo que esconder, algo de que avergonzarnos, algo de lo que se habla en voz bajita...
Vamos a hablar de sexo hasta que ninguna pareja se quede sin vivir a plenitud sus deseos y anhelos como parte de su evolución personal y de pareja, como ese camino de infinitas posibilidades, como esa fuente inagotable de energía que nos enciende y nos transmuta.
Vamos a hablar de sexo hasta que todos los niños y las niñas, adolescentes y jóvenes se sientan libres de expresar sus emociones, sentimientos, deseos y necesidades sin vivir llenos de culpa, de miedo, de vergüenza, ni poniéndose en riesgo ni escondiéndose de sus padres y del mundo para vivir plenamente su sexualidad.
Vamos a hablar de sexo hasta que todos los padres puedan hablar naturalmente a sus hijos y enseñarles a vivirlo como parte maravillosa de sus vidas, que debe honrarse y cuidarse como el poderoso catalizador que es en la vida del ser humano.
Vamos a hablar de sexo porque la vagina de una mujer hace música más hermosa que sus cuerdas vocales y el pene de un hombre que sabe amar puede elevar la conciencia de su pareja más allá de lo que cualquier sustancia psicodélica o planta alucinógena podría.
Vamos a hablar de sexo, de miradas, de lengua, de saliva, de fluidos, de estrellas, de auroras, de vía láctea, ¡de infinito!
Vamos a hablar de amor.