|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

De esas coincidencias agradables que pasan en la cafetería: me encontré a una amiga de la secundaria. Esa tarde el capuccino terminó por absorberme entre carcajadas y risas, recuerdos de la adolescencia que incluían un repertorio de travesuras, chismógrafos y anécdotas. Uf…
Apenas surgió el tema de la secundaria, volvimos a tener el uniforme, la blusa blanca de manga corta, falda tableada después de las rodillas, las pulseras de colores que tú misma tejías, el cabello suelto arreglado con una diadema o una coleta, sin nada de delineador pero con mucho brillo labial con aroma a frutas.

“Mírame y no me toques”: recuerdo que mis amigas llevaban las pertenencias más valiosas de sus hermanas que “supuestamente se las dieron prestadas” cuando en realidad, me decían: no las puedes tocar se pueden romper, y terminaba observándolas nada más.
El chismógrafo: no recuerdo el número en el que participaban pero eran más de cien. Alguna vez llegué a escribir en uno, así conocías más a tus compañeros, te enterabas de todo, absolutamente de todo; aunque algunos inventaban cosas, te las creías. Muchos fueron reportados con el director por hacer estas travesuras en clase.

“La vaquera”: era aquella profesora de matemáticas que te hacía la vida imposible. Sé que a algunos les habrá tocado profesor, pero era lo mismo, muy canijos, nos hacían sufrir solamente con decir que la próxima semana habría examen.

Y, cuando ese día llegaba, el aire soplaba diferente, escuchábamos su caminar, el clap, clap de las botas, veías que la maestra cargaba varias bolsas con hojas blancas -revisabas en las bolsas de la blusa o el pantalón si habías llevado lápiz, borrador y pluma negra o azul-, sí, esos eran los exámenes semanales, tecleados e impresos por la maestra de taquimecanografía.

Apenas llegaba el descanso, todos se paraban y empezaban a gritar de la emoción para salir del salón, lanzaban bolitas de papel, los famosos recaditos de los amigos secretos, entre otros.

Ese fue el grupo B. 

Lo más leído

skeleton





skeleton