El feminicidio: una realidad trágica

La situación de las mujeres en México es complicada.

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El feminicidio o femicidio, como tipo penal, es reciente en América Latina. Hasta 2012, sólo seis países habían aprobado leyes que incluían este delito: Chile, Costa Rica, México, Perú, El Salvador y Nicaragua. Esta cifra aumentó a 15 en 2016 cuando Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela y Uruguay y otros lo incluyeron en sus leyes. De todos, México tiene la pena más alta para este delito, excluyendo a Chile y Argentina donde se llega a castigar con cadena perpetua.

Si de verdad se quiere entender la razón de ser del delito de feminicidio, hay que tener presente el contexto: una relación asimétrica de la mujer frente al poder de los hombres en casi todos los escenarios, incluyendo su hogar, y que limita sus posibilidades para superar panoramas adversos previos al desenlace fatal como son los abusos, la violencia y la dependencia.

La tipificación del feminicidio no es una concesión de los Estados. Desde 1979 la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer y más tarde la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Convención de Belém do Pará) establecieron obligaciones a los Estados. Tipificar el feminicidio responde al crecimiento global de muertes de mujeres y la crueldad con la que se ejecutan.

De acuerdo con el análisis del Informe de país México 2016 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su apartado “Afectación a grupos particulares”, la fotografía de la situación de las mujeres en México es trágica.

Los delitos de violación simple afectan en 82 por ciento a mujeres, los de trata de personas a 81 por ciento, abuso sexual (79 por ciento), violencia familiar (79 por ciento), violación equiparada (71 por ciento); otros delitos contra la familia (56 por ciento) y otros delitos contra la libertad y seguridad sexual (83 por ciento). Entre 2013 y 2014 siete mujeres fueron asesinadas cada día en México. En 2012 la tasa de homicidios de mujeres fue de 4.6 por cada 100 mil. Trece estados presentaron las tasas más altas en homicidios de mujeres entre 2011 y 2013.

Uno de los problemas a considerar para poder tener una verdadera radiografía de la violencia contra las mujeres y generar políticas efectivas es la falta de información. México debe cumplir la estrategia 5.2 de su Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres 2014-2018, que establece su responsabilidad para “impulsar el fortalecimiento de la integración y administración del Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres (Banavim) para obtener información estadística confiable”.

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