Incrédulo

La columna Viernes Cultural se alarma, llora, se angustia, empieza a gritar una oración sanatoria...

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El Transcriptor llega tarde a la cita con su querida de los viernes. Arriba cojeando, enyesado, con muletas, ojos morados, sin dientes, vendada la cabeza, en silla de ruedas.

La columna Viernes Cultural se alarma, llora, se angustia, empieza a gritar una oración sanatoria, de sanidad o sanadora, por el alma y el cuerpo del erotómano de su vida.

¿Qué te pasó, cariñito azucarado que sabes a bombón?, canta como Virginia López.

Un marido me golpeó, dice balbuceando.

Estaba con la oreja izquierda pegada a la espalda de la bellísima paciente, y la mano derecha en su nalga derecha, y la mano izquierda en su seno derecho, escuchando el sonido de sus pulmones y corazón, para diagnosticar su mal y prescribirle sus medicamentos, y en eso entró el marido y nos vio así.

En un arranque de furia, me cayó a mameyazos, y yo apenas pude explicarle que olvidé mi estetoscopio, pero que de esa manera se auscultaba antes de la invención en 1816 del aparato por el pudoroso médico francés René Théophile Hyacinthe Laënnec.

El marido, obviamente, no razonó así.

Es un incrédulo.

De nada… Saludos…

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