¡Inocente!

No le dijo, pero yo lo entiendo muy bien, que tiene otros atributos, grandiosos y exuberantes, que harían que cualquier juzgador atienda con interés sus planteamientos jurídicos.

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El Transcriptor informa a la columna Viernes Cultural que la bella Kim Kardashian “podría seguir los pasos de su padre, el fallecido abogado Robert Kardashian, iniciando una prometedora carrera en el mundo del derecho”.

Me recuerda, no sé por qué, a la primera abogada en América, en 1654, Margaret Brent, quien fue la primera mujer en las colonias inglesas de América del Norte en comparecer ante un tribunal. Su abogado Mike Kump le dijo a Kim: “Creo que tienes instinto perfecto para ser abogada… eres muy elocuente”.

No le dijo, pero yo lo entiendo muy bien, que tiene otros atributos, grandiosos y exuberantes, que harían que cualquier juzgador atienda con interés sus planteamientos jurídicos.

Quisiera ser juez para en un juicio escuchar sus alegatos, dirigidos al público asistente y de espaldas al lugar de su Señoría, y que se moviera al compás de sus argumentos legales.

El juez, o sea yo, ni caso le haría a su oratoria forense, ni a sus referencias jurisprudenciales, ni a nada.

Solo vería sus monumentales, babilónicas, colosales, jurisperitas curvas gemelas, y fallaría sin duda alguna:

- ¡Inocente!

Y de inmediato llamaría a la abogada a una reunión, en mis aposentos privados, para hablar “in extenso” del “corpus delicti”, y arreglar el papeleo final del juicio.

De nada… Saludos…

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