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La columna Viernes Cultural y El Transcriptor están asombrados porque, desde el pasado domingo 8, se forman largas filas en los estanquillos de comida rápida, denominados subterráneos, en español.

Al final, Mauricio, no Sahuí, sino Vila, arribará a la silla del Palacio de la calle 61, en la que se sentará a partir del lunes 1 de octubre.

No hubo más cuestionamientos, el priista reconoció, como sucede en cualquier sistema democrático, “no haber obtenido la mayoría de los sufragios”.

Los queridos de los viernes miran y miran las colas, bebiendo otro espresso doble, servido, por supuesto, en tazas de porcelana china, de las dinastías de Shang y Zhou.

En las colas hay conocidos chalanes, xmaoficios, chayotes, colgates, lambiscones y otros especímenes ilustres y no tanto, que practican y quieren conservar la sabia conseja del jarocho César Garizurieta: “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.

Es decir, suspiran por un hueso.

Ahora siguen los “co’ox virar”, aseguran los corrillos políticos, en los que algunos dirían que, desde que nació Mauricio, vaticinaron que algún día sería gobernador del Estado.

Así es la naturaleza humana, coinciden en afirmar.

Exclaman, inspirados por supuesto en las bellas Meghan de Sussex y Kate de Cambridge:

¡Muerto el Rey, Viva el Rey!


De nada… Saludos…

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