Abuelo, no te sientes solo a esperar la muerte

Consejos para que abuelos y abuelas no se dejen atrapar por la desesperación y los sentimientos de culpa.

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Aceptar fracasos y errores del pasado nos ayudará a ser más realistas y humildes en la vejez. (Notimex)
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SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Platicando con los abuelos acerca de las teorías existentes sobre el envejecimiento, hablamos de la “teoría del desarrollo e integración del yo”.

Las palabras desarrollo e integración –comentaba- nos hablan de que en la vejez aún tenemos que seguir trabajando en “madurar nuestra personalidad”. 

Nos recuerdan que así como en las otras etapas de nuestra vida, en la vejez todos los días se nos presenta la oportunidad de aprender algo nuevo. Si estamos vivos –decíamos- significa que aún tenemos algo por concluir e –incluso- algo nuevo por emprender. 

Muchas abuelas y abuelos –reconocieron- nos cerramos a la posibilidad de seguir desarrollando y madurando nuestra personalidad. 

Como que ya no queremos –aunque no lo reconozcamos- seguir viviendo; como que sólo estamos esperando –literalmente hablando- el día de nuestra muerte.

Abuelas y abuelos –todos- coincidimos en que cuando adoptamos tal mentalidad o actitud -negativa y destructiva- es entonces cuando empezamos a sentir:

1. Desesperación. Que tendría una base del todo lógica, pues en la vejez ya no encontramos ni el tiempo suficiente y menos la posibilidad real para poder cambiar lo que hemos hecho en la vida. Nos atrapa el pasado.

2. Sentimientos de culpa. Alimentados por la idea de que fuimos malos con nuestra pareja, con nuestros hijos, nietos o con muchas otras personas; hasta llegar a la convicción de que la vida -de los demás- hubiera sido mejor sin nosotros. Nos atrapa la frustración.

Ante tal escenario –nos preguntamos- qué podemos hacer para no ser presa del pasado y de la frustración y seguir integrando y desarrollando nuestra personalidad en la vejez.

Nuestra tarea, en este sentido, consiste en dos cosas fundamentalmente:

Lo primero es convencernos de que lo que hicimos en el pasado, lo hicimos de la mejor manera posible que tuvimos en su momento y aceptar -sin más- todos los fracasos y todos los errores cometidos dejándolos en el lugar que les corresponde, en el pasado. Esto nos dará una perspectiva más humilde y real de quiénes somos.

Lo segundo es reconocer nuestros éxitos y logros alcanzados a lo largo de los años y seguir trabajando en ellos. Esto nos dará una visión de futuro y una –tal vez larga- lista de éxitos posibles aún por alcanzar.

En conclusión, aceptar fracasos y errores del pasado nos ayudará a ser más realistas y humildes. Reconocer éxitos y logros alcanzados nos dará inspiración y motivación suficientes para seguir aprendiendo y emprendiendo cosas nuevas hasta el último día de nuestras vidas.- Antonio Alonzo Ruiz, psicólogo clínico. Psicoestimulación y psicoterapia. [email protected]

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