Compatriotas que migraron

Tomás es una persona muy trabajadora, emprendedora, honesta e inteligente...

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Tomás es una persona muy trabajadora, emprendedora, honesta e inteligente. Un día, cansado de que la economía de su localidad y del país no le ofrecía oportunidades reales de progreso, y que a lo más que podía aspirar era a ser un empleado de la construcción o de algún comercio, empieza a cobrar forma en su mente la idea de migrar.

Después de mucho analizarlo, Tomás decide emprender la aventura de irse a los Estados Unidos, animado por unos parientes que desde años atrás vivían y trabajaban allá. Además, observaba que las familias de sus parientes tenían una mejor condición de vida, por la remesa económica que con frecuencia recibían.

Así que, agarra su mochila, mete un poco de ropa, un gran cúmulo de esperanzas de logro y de realización y, en la bolsa chiquita, guardó el deseo vehemente de llegar a su destino y sobre todo de ayudar y regresar con su familia.

Llegar a su destino no le fue fácil y después de múltiples sacrificios, esfuerzos y peligros, el deseo primario de estar allá se ve cristalizado.

Tampoco le fue fácil obtener un empleo, en el que trabaja hasta trece horas diarias, pero obtiene un ingreso que le permite enviarle algo a la familia.

Cabe aclarar que el dinero que Tomás envía a su familia realmente es más de lo que lograba obtener por cualquier actividad que desempeñara en su pueblo, donde trabajaba de sol a sol.

Tomás ya tiene cuatro años en los Estados Unidos.

Recientemente nos escribe y pregunta qué puede hacer con todo lo que había cotizado en el Seguro Social, pues le interesa que el dinero ahorrado en su afore no se pierda y quizás poder tener a futuro una pensión, pues sigue guardando el deseo de un día regresar al país, a su pueblo y con su familia, a pasar el invierno de su vida.

Definitivamente que historias como la de Tomás se multiplican por millones, al ser millones los compatriotas que un día migraron a los Estados Unidos, dejando, entre otras muchas cosas, derechos constituidos en el Seguro Social y que se pueden conservar e incluso acrecentar, aun sin estar en territorio nacional, y convertirlos a futuro en una pensión, aun cuando no se regrese para quedarse en el país.

En efecto, toda persona que al migrar a cualquier parte del mundo tenga derechos creados en el IMSS puede conservarlos o recuperarlos, para luego convertirlos en una pensión, cubriendo los requisitos que marcan las leyes de seguridad social y sus reglamentos.

Así que, amigos trabajadores, si tuvieron que migrar para tener un mejor futuro, nuestro más grande reconocimiento para ustedes y que lástima que el país no les brindó las oportunidades deseadas.

Si en sus posibilidades está, tampoco pierdan los derechos creados que dejaron antes de partir.

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