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Mi amistad con Rodrigo me ha deparado una larga cadena de gratísimas satisfacciones. En 2005, con apenas 17 años de edad, vino por primera vez a Mérida en busca de sus raíces yucatecas y consideraba que yo era el conducto adecuado para encontrarlas. Esa misma tarde lo llevé a casa del compositor Frank Domínguez y, de inmediato, se identificaron musicalmente en el piano interpretando viejos temas del notable exponente del bolero filin que escogió Mérida para vivir sus últimas décadas. A solicitud suya y con la ayuda de María Teresa Herrera reconstruimos su árbol genealógico. Rodrigo es tátara-bisnieto del fundador del puerto de Progreso, don Juan Miguel Castro. Su yucatanismo no tiene límites y eso lo hace sentirse cada vez más orgulloso de sus raíces.

Desde entonces, sus viajes a Mérida son frecuentes. Muchas veces he tenido la satisfacción de presentarlo en el Teatro Peón Contreras alternando con Frank Domínguez, Carlos Lico y la inolvidable Ligia Cámara, ya fallecidos, lo mismo que con María Medina, Sergio Esquivel, Los Juglares y un largo etcétera en estos últimos trece años. Pero también he tenido el honor de presentarlo en el Teatro Esperanza Iris de la Ciudad de México en su concierto de gala con la Orquesta Sinfónica del Politécnico Nacional y en el homenaje que la Sociedad Palmerín le rindió al legendario cantante Gualberto Castro en el Casino Español de la capital del país. Y la historia continúa…

El 9 de enero de este año, a iniciativa del Ayuntamiento de Mocochá y con el beneplácito de la dueña de la Hacienda Carolina, se develó una placa en la fachada de la casa donde nací hace 78 años. En esa significativa efeméride recibí la sorpresiva presencia de Rodrigo de la Cadena y otros entrañables, valiosos amigos que actuaron en mi honor.

Recientemente, el pasado 8 de agosto, en la Sala Ponce del Palacio de Bellas Artes, celebramos el Centenario del Primer Bolero Mexicano, Madrigal, compuesto en Yucatán en 1918. El evento reunió a los más prestigiados investigadores musicales del país convocados por el Instituto para la Preservación y Fomento del Bolero en México. En ese magno acto, fue Rodrigo de la Cadena, con su bien timbrada voz y peculiar estilo, quien dio a conocer a la nación el emblemático bolero de hondas raíces yucatecas.

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