Con misa, despiden a Trino Molina

El presbítero José María Sabín Sabín L.C. y Mons. Álvaro García recordaron el gran altruismo del empresario yucateco.

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En todo momento, la oración fortaleció la fe en medio de la tristeza. (Christian Ayala/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Con una misa en la Iglesia de Cristo Resucitado en la que recordaron su legado de amor, solidaridad y fe, familiares, amigos y empleados dieron el último adiós a Don José Trinidad Molina Castellanos, fallecido en la ciudad de Mérida el día 22 de mayo.

Hoy y mañana sábado en el mismo templo, se ofrecerá una ceremonia religiosa para pedir por el alma del empresario yucateco, a las 17:00 horas.

La eucaristía de las cenizas del extinto emprendedor y filántropo, estuvo oficiada por el sacerdote Legionario de Cristo, José María Sabín Sabín; concelebraron Monseñor Álvaro García Aguilar, el padre Ignacio Villaseñor Zavala; el sacerdote Rodrigo Hernández, rector de la Universidad Anáhuac Mayab; presbítero Pardo Hervás  y los diáconos Omar Buenfil Guillermo y Trinidad Molina Casares, en honor a su padre. 

Hijos y nietos de Don Trino Molina adaptaron las oraciones y ritos de la misa, para recordar sus enseñanzas. En el momento de la ofrenda, entregaron artículos simbólicos como una imagen de la Sagrada Familia que representa una de las prioridades de la familia Molina; una canasta de frutas como muestra de generosidad, pan y vino como símbolo de la alimentación espiritual y fuente de vida eterna, y rosas blancas representando la vida de Don Trinidad y de toda la familia, al servicio de Dios. 

Don Trinidad Molina fue un hombre preocupado por el prójimo, desde  sus necesidades elementales hasta la parte espiritual

“Los principios de cristiandad rigieron sus días, compartió tiempo con su familia, promoviéndoles el amor a Cristo. Uno de sus principales amores era su familia, se desvivía por su esposa Lucy, sus hijos, nietos, bisnietos a quienes él veía como una realización personal, eran su vida”, señaló el presbítero. 

“Además, su amor a Cristo lo promovía en cada uno de los miembros de su familia el bienestar material y espiritual, por eso estuvo orgulloso de ver a sus hijos y nietos en actividades apostólicas, en movimientos, compromisos cristianos para llevar a Dios a los demás. Otro amor fue la iglesia, el respeto a las autoridades religiosas, quienes le encargaron misiones importantes, como la fundación de la Universidad Anáhuac Mayab, la Casa de la Cristiandad, entre otras obras, que él las asumía como venidas de parte de Dios”, expresó el padre José María Sabín en la homilía.

Destacó que Don Trinidad Molina fue un hombre preocupado por el prójimo, desde  sus necesidades elementales hasta la parte espiritual, incluso ayudó a personas a tener un sacerdote  para que los asistiera sus últimos momentos, para que estuvieran en Gracia para el encuentro con el Señor.

Monseñor Alvaro García Aguilar también compartió su experiencia de amistad con Molina Castellanos, a quien consideró un excelente amigo y hombre.

“Yo siento profundamente la partida de Trino porque con él tenía mucha confianza, si hacía algo mal me regañaba y si él hacía algo mal yo lo regañaba, él era de una personalidad tan particular y única que la palabra que lo define de cuerpo completo es: apasionado con la vida, con su familia, su trabajo, sus causas y con Cristo”, apuntó.  

En la misa, familiares, amigos y empleados compartieron las experiencias y el dolor del adiós, con la tranquilidad de saber que ya está en compañía del Padre, cumpliendo así su más grande anhelo, según reveló el padre Sabín Sabín.

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