Condenan con 39 años de prisión a asesinos de maestro de inglés

José Humberto Palma Cervantes y Joel Rubén Kantún Dzul fueron acusados de matar a un profesor en enero de 2013.

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(Imagen ilustrativa no relacionada con los hechos/SIPSE)
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Francisco Puerto/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- En una de sus últimas sentencias en el Juzgado Cuarto Penal del sistema tradicional fueron condenados a 39 años de cárcel el motuleño José Humberto Palma Cervantes (a) “El Güero” y Joel Rubén Kantún Dzul (a) “Joel”, por haber matado a puñaladas al profesor Juan Alberto Avila Durán en enero de 2013.

Fueron condenados además por los delitos de homicidio calificado y robo calificado.

“El Güero” y “Joel” se conocieron mientras trabajaban en el supermercado Bodega Aurrerá de Juan Pablo II. Una tarde, en enero de ese año, “El Güero” fue a ver a “Joel” cuando terminó sus labores y se pusieron de acuerdo a ir para tomar las cervezas a “La Casita de Paja”.

Ya en ese lugar les hizo plática el maestro fallecido, que impartía la materia de inglés en la Escuela Secundaria Técnica 56 del fraccionamiento Polígono 108. Juntos se trasladaron al fraccionamiento La Herradura de Ciudad Caucel.

Cuando Ávila Durán entró a su cuarto a poner música, “El Güero” le acompañó y con un cuchillo le rebanó el cuello con el arma y, herido de muerte, la víctima jaló una cortina para detener la hemorragia.

“Joel” se dio cuenta de lo que había hecho su amigo y continuó lesionando con el arma al maestro hasta matarlo, para luego despojarlo de su billetera y celular, además se llevaron un televisor y un vehículo Verna.

Después fueron a Motul y se metieron al bar “Hacienda Checos” donde “pagaron” su consumo de 250 pesos con el televisor, que supuestamente dejaron en garantía.

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El autoestéreo lo empeñaron horas después en un local de Juan Pablo II. Después fueron a empeñar el automóvil, pero no se lo aceptaron y lo abandonaron en una calle del fraccionamiento Bosques del Poniente, donde arrojaron en una alcantarilla las llaves.

Ambos fueron ubicados luego de ser detenidos en flagrancia cuando robaban equipo en un laboratorio químico y una estética, localizados en el mismo fraccionamiento y sus huellas dactilares fueron cotejadas con las encontradas en la escena del asesinato.

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