Confesiones del sobrino de El Zorro del Desierto

Johannes Rommel, cónsul de Alemania en Mérida, habla del mariscal Erwin Rommel. (I Parte)

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Famosa fotografía del joven Rommel jugando con un zorro. (SIPSE)
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Julio Amer/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- En el transcurso de una guerra, son pocos los jefes militares que han logrado imponer su personalidad no ya al enemigo, sino a sus propias tropas, al grado de convertirse en la inspiración de sus subordinados para la batalla.

Es el caso del legendario mariscal Erwin Rommel, jefe supremo de las Afrika-korps (fuerzas expedicionarias alemanas en Noráfrica durante la Segunda Guerra Mundial), comparado con grandes genios militares como el cartaginés Aníbal, el romano Julio César o el corzo Napoleón Bonaparte, por la sagacidad y gran estrategia para dirigir a sus fuerzas.

Ante esta manifestación de poderío, sus rivales ingleses y norteamericanos decidieron llamarlo, atinadamente, “El Zorro del Desierto”.

Curiosamente, en Mérida reside un pariente cercano del afamado estratega teutón: se trata del licenciado en administración de empresas y de tecnología automotriz Johannes Rommel Bischoff, quien vive en Yucatán desde hace 25 años y quien es actualmente el cónsul de Alemania en el sureste del país.

Como suele suceder con muchos visitantes a esta encantadora y hospitalaria tierra, Hans Rommel trasladó su residencia a esta ciudad luego de un viaje vacacional que hiciera en diciembre de 1988 junto con su esposa Evelyn Feldmann, quien también es hija de un soldado alemán, Adolf Feldmann, quien luchó en los frentes Este y Oeste durante la última gran conflagración.

Hans Rommel, de 61 años y quien fuera profesor de esgrima en la Unidad Deportiva de La Inalámbrica, impartiendo clases de esa disciplina al equipo yucateco, se quedó a vivir en Mérida por recomendación médica, pues nos confesó que padece de una afección cardíaca y el clima de la Península es beneficioso para su salud.

Su domicilio y sede del consulado alemán se encuentra en el fraccionamiento San Antonio Cucul, donde amablemente nos recibió en una cómoda estancia para concedernos una larga entrevista que se convirtió en una amena e interesante charla para MILENIO NOVEDADES.

Nuestro entrevistado nos enseñó libros y fotografías de su célebre tío Erwin, como también medallas e insignias de otros parientes que participaron en la Segunda Guerra Mundial, el conflicto más terrible y devastador de toda la historia de la humanidad, que costó la vida a unas 56 millones de personas (hay investigadores que aseguran que la funesta cifra rebasó los 65 millones) entre militares y civiles, entre 1939 y 1945.

“Mi tío fue un gran hombre, pero ante todo, un gran estratega”.

Con esta frase “abrió fuego” el sobrino del famoso militar germano, quien agregó, con un español casi perfecto –también habla inglés, aparte del alemán y el castellano– que además de sus actividades mencionadas, es un apasionado de la vida de su celebérrimo familiar.

Tácticas

“Pero contra lo que muchos pudieran pensar –agregó el entrevistado–, mi tío no era de la ideología nazi. Era militar, amaba a su patria Alemania y estaba dispuesto a dar su vida por el gran Reich, pero nunca comulgó con el nacionalsocialismo”.

–Y entonces, ¿qué relación mantenía con Adolf Hitler (el Führer de Alemania), quien lo tenía como uno de sus principales hombres de guerra?, le inquirimos “a bocajarro”.

“Mi tío no era amigo personal de Hitler. Sólo mantenían relaciones estrictamente militares. Ellos se conocieron en la Primera Guerra Mundial. Hitler era cabo entonces y mi tío teniente, donde destacó en los frentes de Rumania e Italia, luchando al lado del ejército austro-húngaro, aliado de los alemanes. 
"Ambos fueron condecorados con la máxima medalla, La Cruz de Hierro, por su valentía enseñada durante la llamada Gran Guerra (1914-1918). Posteriormente, cuando Hitler hizo carrera política y fundó el Partido Nacional-Socialista (Nazi), mi tío se encargó de la academia militar. En ese lapso escribió varios libros sobre tácticas militares y formó, después, el cuerpo de élite que se encargaría de la seguridad del Führer”.

–¿Y a qué se debieron, entonces, sus desavenencias posteriores?

“Como sucede a veces –ripostó el cónsul alemán–, hubo diferencias tanto militares como políticas, y eso terminó provocando que mi pariente ya no fuera de los hombres preferidos de Hitler en su comando militar”.

Hans Rommel añade entonces que este distanciamiento entre el Führer y el mariscal pudo haber sido por 'envidias' del entonces hombre fuerte del Tercer Reich, cuando sintió que el “Zorro del Desierto”, ya famoso por los escritos de los corresponsales de guerra extranjeros y alemanes, estaba haciéndole sombra, pues ya el pueblo germano tenía como un héroe al militar originario de Würtemberg, además de que él era alemán y Hitler austríaco.

“Y más aún –recalca–, cuando ya a fines de la guerra se rumoraba un golpe de estado en Alemania para colocar a un sustituto de Hitler (Operación Valkiria), y quien más sonaba para ocupar el cargo era precisamente el mariscal Erwin Rommel”.

Sobre la muerte del “Zorro del Desierto”, el 14 de octubre de 1944, su sobrino Hans comenta: “Para la Alemania Nazi, Erwin Rommel murió a causa de heridas que sufrió cuando el vehículo en el que se transportaba en Francia fue alcanzado por la metralla de un avión Spitfire inglés. Pero la verdad, la que todos ya conocen, es que debido a que se involucró en el atentado contra Hitler –el bombazo durante una importante reunión militar–, se le condenó a ‘suicidarse’ para salvar a toda su familia”.

“Desde luego Hitler no fue nada tonto –añade–, pues sabía que ejecutar a un héroe alemán en esos momentos difíciles podría habérsele revertido. En cambio, dándose a conocer que Rommel murió por heridas de guerra y enterrado con todos los honores, se apagaba cualquier llama de insurrección o inconformidad entre el ejército germano y, a la vez, se suprimía a un peligroso rival que ya le hacía sombra al Führer”.

La historia indica que por órdenes de Hitler, Rommel se 'suicidó' ingiriendo una cápsula de cianuro, como se acostumbraba entre la alta milicia teutona.

–¿Qué ocurrió con Rommel en Noráfrica, cuando empezó arrasando con las fuerzas anglo-australianas en Libia y Egipto, y luego terminó replegándose en Túnez?, le preguntamos al sobrino nieto del mariscal.

“Rommel, que era jefe de la VII División de Panzers durante la invasión a Francia, se le envió a África del Norte debido al gran éxito que tuvo durante la táctica del Blitzkrieg (guerra relámpago) y para ayudar al fracasado general italiano Rodolfo Graziani. Pero, posteriormente, debido a sus notables victorias en las campañas de Cirenaica y Tobruk, el propio Hitler, quizá por envidia o quizá por darle preferencia a la campaña contra la Rusia de Josef  Stalin, descuidó el abastecimiento a las tropas del Afrika-korps, cuando ya estaban a la puertas de El Cairo, lo que obligó a mi tío ir cediendo poco a poco todo el terreno conquistado.

"El combustible no llegaba a tiempo, las refacciones tampoco, y las municiones escaseaban, así como también la comida. A pesar de ello mi pariente tuvo todavía la osadía de lanzar feroces contraataques contra las fuerzas de Wavell  y Montgomery (sus acérrimos enemigos en la Guerra del Desierto), hasta que finalmente sufrió una decisiva y dolorosa derrota ante los británicos en El-Alaméin.

”Sin embargo, mi tío nunca se doblegó. Su reputación como soldado había llegado al máximo en África del Norte. Había tenido que adaptarse a un nuevo tipo de guerra y a la extraña vida en las ardientes arenas. Pero él siempre dio el ejemplo, era fuerte, tenía una gran condición atlética gracias a sus años como aficionado a la equitación, al esquí, al remo, al alpinismo y a la esgrima. Podía pasar días sin ingerir alimentos o comía cualquier cosa sencilla. Llevaba siempre consigo una pequeña cantimplora con té de limón, el cual a veces ni probaba. Nunca usó el casco de metal, sólo el kepi (gorra militar) y se reía de las tormentas de arena. Más que alemán parecía un auténtico beduino. Pero su gran poder como militar lo demostraba al controlar a una fuerza de más de 100 mil hombres. A pesar de su estricta educación en la milicia, también era un hombre amoroso, pues a diario le escribía una carta a mi tía, Louise Maria Mollin, con quien se casó en Danzig”.

–¿Quién de sus parientes más cercanos conocieron de cerca al mariscal Rommel?

“Mi padre lo conoció. Yo no tuve la oportunidad, porque nací en 1952, o sea ocho años después de la muerte de mi tío. Al que conocí fue a su hijo Manfred Rommel, quien fue alcalde de Stuttgart durante 20 años. Actualmente mi tío tiene 92 años y siempre fue un hombre pacífico, enemigo de la beligerancia”.

Colonia alemanas

La conversación cambia de giro cuando se toca el tema del nazismo.

–¿Se escondieron líderes nazis en México, particularmente en Yucatán, al término de la Segunda Guerra Mundial?

“Creo que sí hubo, pero poca –contesta Rommel Bischoff–. La mayoría de los jefes nazis se refugió en Sudamérica, en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, esto debido a que desde antes existían en esas naciones colonias alemanas, inglesas e italianas, que podrían confundirse con los nuevos ciudadanos germanos que inmigraron tras la guerra.

" Así fue el caso de coronel de la Gestapo Adolf Eichmann, cazado a las afueras de Buenos Aires por agentes hebreos del Mossad y enjuiciado y ejecutado en Israel en 1962; Klaus Barbie 'El Carnicero de Lyon', que estuvo escondido en Bolivia, o el doctor Josef Mengele 'El Ángel de la Muerte' del campo de concentración de Auschwitz, que vivió en Argentina, Paraguay y finalmente murió ahogado en las playas de Bertioga, Brasil en 1979”.

–¿Cree Ud. en la versión rusa de la muerte de Hitler?

“La mayoría del pueblo alemán no cree en esa versión. (Tras la caída de Berlín, los rusos anunciaron haber hallado semienterrados en el cráter que dejó el estallido de una bomba, el cadáver del líder del nazi junto al de su esposa Eva Braun, quemados con gasolina poco después de haberse suicidado en el bunker de la Cancillería alemana. Los cuerpos nunca fueron puestos a la vista de los Aliados y en 1970, tras estar en una base militar de la entonces Alemania Oriental, los restos óseos fueron destruidos por órdenes del Kremlin).

”Los alemanes pensamos que Hitler pudo haber escapado en un submarino que zarpó del puerto de Hamburgo hacia Argentina, donde fue acogido por entonces presidente de ese país, Juan Domingo Perón, quien era pro-nazi, o que salió de Berlín en un aeroplano pilotado por la intrépida aviadora Hanna Reitsch, y que se dedicó al pastoreo de ovejas, falleciendo de muerte natural en los años 60, senil y demente.

–Pero, ¿cómo es posible que un hombre tan soberbio, tan altivo, tan beligerante y que llegó a ser tan poderoso en su momento, haya terminado pastoreando ovejas en una granja de Las Pampas argentinas, como se ha dicho?, le cuestionamos a Hans Rommel.

“Cuando un individuo es un enajenado, como Hitler, que de tan abajo, hijo de un cartero, mal estudiante y pintor mediocre, llegó tan alto, también es posible que esa situación se volviera contraria, o sea, que de tan arriba descendiera hasta donde se cree que terminó sus últimos días. Pero esa es sólo una teoría, pues la verdad podría ser otra…”

Un Héroe

Erwin Johannes Eugene Rommel von Luz (1891-1944): Nació en Heidenheim an der Breinz, Würtemberg, Alemania, hijo de Erwin Rommel y Helene von Luz. Profesaba la religión protestante. 
Héroe de la Primera Guerra Mundial, donde se desempeñó en varios frentes, destacando en la Batalla de Caporetto, en los Alpes italianos, siendo condecorado con la medalla de La Cruz de Hierro. Casado con Louise Maria Mollin, con quien tuvo dos hijos, Manfred y Gertrude.

Fue firme defensor del concepto de que los militares no debían inmiscuirse en política; no tuvo contacto con el partido nazi en toda su carrera, aunque fue requerido en varias ocasiones para que se diera de alta en el mismo.

Mariscal de campo en la Segunda Guerra Mundial; jefe del cuartel general personal de Hitler (1939); dirigió la VII División Acorazada de Panzers durante la invasión a Francia (1940); jefe de las tropas alemanas (Afrika-korps) en Libia (1941-1943); jefe del grupo de ejércitos B de la defensa del Muro del Atlántico en Francia, ante la invasión aliada a Normandía (1943-1944); fue uno de los más brillantes estrategas alemanes, lo que le valió el sobrenombre de “El Zorro del Desierto”. 

En 1944 establece contacto con la oposición militar a Hitler (Operación Valkiria), se le involucra con los conjurados, y convertido en sospechoso después del atentado contra el Führer el 20 de julio, se 'suicida' el 14 de octubre, poco antes de cumplir 53 años, por órdenes de Hitler, pero se le entierra con todos los honores, como un héroe de guerra, con la versión de que falleció por heridas de una ráfaga de metralla de un avión inglés, en las proximidades de París. 

Continuará

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