Yucatecos, una generación con sangre de dos mundos

La Conquista dejó una pérdida con la destrucción de ídolos, códices y vasijas con inscripciones que 'aún se llora en silencio'.

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Maní se encuentra en las llanuras de la serranía Puuc donde se encuentran decenas de cavernas prehispánicas de usos ceremoniales como Loltún. (José Acosta/SIPSE)
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Jesús Mejía/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- A más de medio milenio de la llegada de los españoles, en la Península de Yucatán conviven quienes ven en Gonzalo Guerrero a un hombre de avanzada y “padre del mestizaje”, con los que evocan el Auto de Fe de Maní como el ocaso de los mayas antiguos, en lo que fue la fusión de dos mundos: las culturas europea y americana.

Ante el sentimiento de pérdida y dolor que provocó al sur de Yucatán la destrucción de cinco mil ídolos, 27 códices y 187 vasijas con inscripciones, así como la matanza de indígenas por orden del fraile Diego de Landa, persiste el irrefutable hecho de que el paganismo cedió su lugar a la religión católica.

El proceso de conquista y evangelización es posterior al primer viaje de Cristóbal Colón procedente del Puerto de Palos, cuyos vestigios del exacto punto de partida de las tres carabelas (3 de agosto de 1492) fueron hallados esta semana en Huelva, sur de España. El explorador llegó el 12 de octubre de 1492 en una expedición española que permitió a Europa conocer al nuevo mundo: llegó por primera vez a América.

En entrevista, Gaspar Antonio Xiu Cachón, empresario y promotor de la cultura maya, considerado descendiente directo del último gran señor gobernante de los xiu provenientes de Uxmal, recalcó que la orden del fraile en Maní fue determinante en la conquista y evangelización. 

El Auto de Fe es de los acontecimientos que más honda huella dejó el proceso de la Conquista en Yucatán

El atrio del Convento de San Miguel Arcángel de Maní es testigo mudo de aquél domingo 12 de julio de 1562, cuando Fray Diego de Landa celebró un Auto de Fe público para dar escarmiento a miles de indios acusados de idolatría.

Xiu Cachón, descendiente directo de Ah Kukun Xiu, último rey o Halach Uinic de Maní, considera que se cometió “el crimen más grande e imperdonable en la historia de la civilización maya por la destrucción y quema de su invaluable legado cultural, histórico, científico y religioso”. “Maní era la Alejandría en esa época”, dijo.

El Chilam Balam recoge el testimonio del nieto del rey Ah Kukun Xiu, bautizado cristianamente como Francisco de Montejo Tutul Xiu, que calificó como “condenable” el auto de fe: “Perecieron más de cinco mil indios de toda su provincia y se destruyeron cientos de ídolos de diversas formas y tamaños”.

Intelectuales como Lucas Alamán, José Elguero, Pablo Lorenzo y José Vasconcelos aseguraron que la Conquista, además de convertir a los indígenas a la religión católica, trajo consigo la civilización europea con sus grandes beneficios.

Otro cronista y promotor cultural de Maní, Juan de la Cruz Castillo Argüello, dijo que el maya actual “aún llora en silencio la pérdida”, pues además de ser quemado y destruido el legado de su memoria y su cultura, fueron sacrificados miles de indígenas.

De 80 años, Juan de la Cruz mencionó que el Auto de Fe es de los acontecimientos que más honda huella dejó el proceso de la Conquista en Yucatán.

En español y en maya, dijo que por la destrucción de la historia maya en Maní aún hay profundo dolor.

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