Crece cultura del uso de la bici en Mérida

En la ciudad no existe la infraestructura adecuada para el tránsito de este vehículo.

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El uso del casco en la bicicleta es primordial para prevenir lesiones. (SIPSE)
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Alicia Carrasco/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.-En México existen varias normas que son letra muerta, entre ellas el reglamento de tránsito de bicicletas, el cual obliga a los ciclistas al uso de cascos, lámparas, reflejantes y prohíbe la invasión de carriles o aceras, entre otros puntos, que de respetarse, evitarían accidentes fatales que ocurren por la imprudencia o por ignorancia.

En Mérida se registra una creciente cultura del uso de bicicleta como medio de transporte o de recreación; el problema radica en que la ciudad no cuenta con la infraestructura adecuada para el tránsito de este vehículo, ni lugares adecuados y seguros dónde estacionarlos.

En el primer cuadro de la ciudad hay unos 40 estacionamientos, de los cuales cinco aceptan bicicletas; esos negocios no cuentan con una tarifa real para su ingreso, y cobran a los ciclistas entre tres y 14 pesos.

En el resto de la ciudad el problema es mayor. No hay espacios para estacionarse, y en las plazas comerciales, si bien se permite la entrada de bicicletas, no hay lugar dónde colocarlas, por lo que el vigilante cobra una cuota por el acceso, pero sin hacerse responsable del vehículo.

“Un día en bicicleta es toda una aventura; para empezar, el problema no es estar encima del vehículo, sino cuando te bajas, ya que en la ciudad no hay lugar dónde estacionarlo; las empresas y los negocios no tienen espacios para esta nueva cultura, que en otros países ya es un hecho”, indicó la ciclista Fernanda Sánchez.

En otros lugares, como París, comentó, se utilizan alrededor de 10 mil bicicletas a diario, ya que las personas no acostumbran trasladarse en automóvil.

En el Paseo de Montejo, avenida emblemática de la ciudad y donde se fomenta el uso de bicicletas los domingos, entre semana no existen espacios para estacionar este tipo de vehículos; inclusive, los bancos, restaurantes y otros negocios lo prohíben, porque “se ve mal”.

De manera que se tiene el concepto de que una bicicleta “ensucia” el ambiente.

“En mi experiencia, siento que aporto a la idea ecológica; si no me transportara en bicicleta tendría que pagar 12 pesos para recorrer una distancia muy corta de mi casa al trabajo, o sea, 400 pesos al mes; ese es otro motivo por el que la gente utiliza bici; el transporte urbano es muy caro, de manera que la economía es buen factor para hacer uso de la misma”, señaló Fernanda Sánchez.

Para conducir en la ciudad, Fernanda procura manejar su bicicleta como si se tratara de un automóvil, integrándose al tráfico con el propósito de que conductores de coches y de camiones la vean, ya que, señala, si va por las orillas, el ciclista se convierte en el “punto muerto” de los choferes.

“Además de utilizar un casco de color fosforescente, e incluso gritar para que me vean, de noche uso chaleco, luces, reflectores y casco. Quizá se tiene la idea de que uno se ve ridículo con casco, pero te puede salvar la vida”, apuntó.

En cuanto al robo de bicicleta, comenta, es un problema grave que sucede todo el tiempo, inclusive con vigilancia.

Imprudencia, camino a la tumba

Si bien la Cruz Roja no registra un alto índice de accidentes mortales por bicicleta, los que se reportan suelen ser principalmente por la imprudencia de los ciclistas, los cuales desconocen el Reglamento de la Ley de Tránsito y Vialidad para este tipo de vehículo, señaló la radio-operadora, Silvia Prado, del local de Socorros.

El problema, consideró, es que no existe educación para el tránsito de bicicletas; de hecho, en 2012 la Cruz Roja atendió 10 accidentes que involucraban ciclistas y automovilistas, principalmente en la zona sur de Mérida.

“En el primer bimestre del año hubo tres accidentes atendidos”, dijo Silvia Prado, quien declaró que la mayoría de los percances ocurre en el sur, debido al nivel económico de las personas, las cuales suelen transportarse en bicicleta.

Entre los factores que propician los incidentes se encuentran el consumo del alcohol y la imprudencia, ya que algunos ciclistas en estado de ebriedad conducen, de noche sin luces ni chalecos reflejantes, lo que propicia, en el peor de los casos, percances fatales.

“Un 50 por ciento de accidentes ocurren porque el ciclista conduce en estado de ebriedad, y el resto por descuido”, consideró.

Explicó que muchos padres de familia llevan a sus hijos a la escuela en bicicleta, ya que es su único medio de transporte, “por lo que a veces, por un descuido, se pueden caer todos”.

“Si bien está de moda el uso de la bicicleta como medio de transporte, la ciudad no cuenta con infraestructura para transitar con este vehículo de manera segura, ni hay educación vial”, apuntó. 

Modernidad puso freno a la bici

Un estudio reciente del Comité Estatal de Prevención de Accidentes reveló que el 60 por ciento de los accidentes en bicicletas terminan en lesiones serias, y son el resultado de la negligencia de algún conductor de vehículo motorizado.

La mayoría de esos percances pueden ser prevenidos, pero siete de cada 10 ciclistas accidentados terminan con lesiones serias y fatales, debido a que no protegen su cabeza y, a diferencia de los motociclistas, no se vigila la obligatoriedad del uso de casco.

“La ciudad no está adecuada para los ciclistas, le falta infraestructura y educación, así como políticas públicas”, señaló Efraín José Herrera Narváez, miembro de la cooperativa Ciclo Turixes.

La única política pública actual, dijo, es la Bici Ruta, la cual ve a este vehículo desde un punto de vista recreativo, pero no como un medio de transporte.

En el Estado, dijo, siempre ha habido cultura ciclista, especialmente en los pueblos, donde se transportan en bicicleta o triciclos. Si bien hace años, con el concepto de modernidad, las personas empezaron a dejar de utilizarla por considerarla símbolo de estatus bajo, actualmente se retoma debido a la preocupación de la gente por el medio ambiente y la salud. 

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