Crímenes de barbarie

Desde que fueron sacados de sus cuarteles para tareas de seguridad pública, soldados y marinos han sido expuestos a la venganza de narcotraficantes y sus sicarios..

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La semana pasada dos efectivos de la Armada de México fueron abatidos en Cancún por el crimen y sus cuerpos, envueltos en sábanas, arrojados en una calle. La Marina confirmó su identidad militar: un segundo maestre (sargento primero) y un marinero de infantería de marina, que se suman a otros militares que han muerto en enfrentamientos con la delincuencia organizada o emboscados.

Los arteros asesinatos de los marinos, muertos a golpes y por heridas de arma blanca, se endosan al crimen organizado, cuyas acciones lindan en la barbarie y han extrapolado su estela de muerte en ese destino turístico del Caribe mexicano. De los autores, como en otros hechos violentos, nada se sabe y será difícil dar con ellos.

Desde que fueron sacados de sus cuarteles para tareas de seguridad pública, soldados y marinos han sido expuestos a la venganza de narcotraficantes y sus sicarios, lo que ha elevado las bajas en el Ejército y la Armada. Recordemos que en diciembre de 2009, un grupo armado asesinó a cuatro integrantes de la familia de un naval que días antes participó y murió en el operativo en que fue abatido Arturo Beltrán Leyva, en Morelos… y solo fue el comienzo.

Es un hecho que, en esta transición de gobierno, el país vive una escalada de violencia nunca vista, por lo que cerrará 2017 con cifras récord en homicidios. Un cierre de pesadilla para el pueblo, del que se ve muy difícil despertar, lo que ha obligado al presidente electo a enlistar la seguridad en sus prioridades.

También la semana pasada, de gira por Tlaxcala, Andrés Manuel López Obrador dijo que su plan de seguridad sexenal, que presentará a finales de octubre, incluye “todo lo legalmente permitido” para recuperar la paz y la tranquilidad del país. Su estrategia buscará apaciguar el “avispero” que azuzó Felipe Calderón hace 12 años. Sin duda, un gran reto para el próximo gobierno, que ha prometido bajar esos niveles.

Pese a sus desencuentros antes de las elecciones con los altos mandos de Sedena y Semar, a principios de septiembre López Obrador anunció que mantendrá el Ejército y la Marina patrullando en las calles para garantizar la seguridad, al reconocer que la Policía Federal todavía “no está preparada” para hacerlo.

AMLO dice que no se puede apagar el fuego con el fuego, ¿cómo entonces combatir a criminales faltos de compasión hacia la vida y la dignidad de las personas? Y ¿cuál será su plan para contener la ola criminal?

Anexo "1"

¿”Reconvertir” a las fuerzas armadas?

A principios de septiembre, López Obrador dijo que la estrategia de seguridad que aplicará durante su gobierno incluye “reconvertir” las fuerzas armadas para que cumplan labores de seguridad pública. “Vamos a utilizar de otra forma al Ejército y la Marina. Si estas corporaciones las unimos con este propósito y hay unidad de mando y coordinación, porque actualmente cada institución actúa por su cuenta, habrá paz en el país”, añadió. Y precisó que se va a “reconvertir” y capacitar a esas instituciones para que sirvan “para la seguridad interior y seguridad pública”.

Parece que el próximo presidente tiene un problema de comunicación o de asesoramiento (o ambos), pues desconoce que la coordinación es un principio elemental para las operaciones conjuntas entre Ejército y Armada, no actúan por su cuenta. Si hay alguna institución que se precie de su organización, orden y disciplina, con las fuerzas armadas. Y, coadyuvar a la seguridad interior del país está establecido en las leyes orgánicas de estas dependencias que sirven al Estado mexicano.Ojalá el plan que proponga AMLO no incluya la invención del hilo negro.

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