William Sierra/ Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Los gritos de ¡María, María, María!, así como cantos de alabanza y porras a la Morenita de Tepeyac, se escucharon una y otra vez en el Santuario Guadalupano de San Cristóbal, que reunió a cientos de feligreses y peregrinos para celebrar su día.

La prolongada jornada se distinguió por la numerosa presencia de antorchistas y gente de otros lugares, que después de cantarle las mañanitas a la Virgen María comenzaron a retornar a sus lugares de origen. Conforme avanzó el día, los alrededores comenzaron a despejarse de viajeros, pero no disminuyó la romería, pues hubo mayor presencia de fieles de esta ciudad demostrando su devoción de muchas maneras.

No faltaron los pequeños vestidos de forma similar a la Guadalupana, al igual que niños disfrazados de San Juan Diego.

“Mi hija tuvo un problema al nacer en las caderas, los médicos nos dijeron que iba a ser difícil que pudiera caminar bien sin ayuda de algún aparato ortopédico; sin embargo, gracias a la fe y devoción que le tenemos a la Virgencita de Guadalupe mi hija sanó”, expresó un devoto, identificado solo como Alejandro, quien sujetaba con una mano a la niña de cinco años de edad, mientras con la otra se persignaba.

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“Desde que tiene un año de edad la traemos los 12 de diciembre para darle gracias a Nuestra Señora de Guadalupe y así lo seguiremos haciendo mientras el Señor nos siga dando salud”, añadió.

Durante todo el día, ríos de personas entraban y salían del Santuario Guadalupano, algunos en espera de participar en las misas, mientras que otros sólo permanecían algunos minutos dentro del templo y algunos más, principalmente peregrinos, pedían al párroco Pedro Mena Díaz o al vicario Daniel Oswaldo Ortiz Torres que les diera su bendición para llegar sanos y salvo a sus lugares de origen.

Después de la misa de las 18 horas en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, entre cánticos, aplausos y alabanzas se devolvió a la venerada imagen de la Morenita en su nicho.

“Esta es una gran fiesta de los mexicanos, así como de toda América, de muchos lugares del mundo iniciando por el Vaticano, donde el Papa celebró también la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, y es que María ha hecho crecer el número de sus devotos, ha hecho crecer el amor y la devoción de tantos católicos que al conocerla, se enamoran de ella y la reconocen tal como ella misma se presentó, como la Madre del verdadero Dios por quien se vive”, dijo el prelado.

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