Cuauhtémoc Ayala: Sobre un caballo y frente a un toro

Cuauhtémoc Ayala es el segundo yucateco con alternativa como rejoneador.

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El yucateco, Cuauhtémoc Ayala tiene muy claro que su destino no estaba detrás de un escritorio, sino en el ruedo. (Foto: Anel Calderas)
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El Oriental/ Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Cuauhtémoc Ayala tiene muy claro que su destino no estaba detrás de un escritorio, en una cómoda y lujosa oficina, sino al lomo de un caballo, en un ruedo y haciendo lo que más disfruta: torear.

Por eso, cuando llegó el momento de decidir, no lo dudó: le ganó su pasión y, como se dice en el argot taurino, se fue “de frente y por derecho”.

Hoy, Cuauhtémoc es el segundo yucateco con alternativa como rejoneador. Lleva dos años doctorado y ha recorrido ruedos de toda la república, en todos los cuales ha dejado constancia de su buena monta y sus hechuras toreras.

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En 2017, toreó 17 corridas y logró igual número de orejas y alternó con lo mejor del Arte de Marialva en España: Hermoso, Cartagena, Ventura, y México, el ya retirado Rodrigo Santos, Gamero, Hernández Gárate… Este año lleva tres con tres orejas. Y ya mira más alto, a dos años de su alternativa: su objetivo es presentarse en la México y para eso se prepara.

El maestro Ayala es graduado en el Instituto Tecnológico en Sistemas Computacionales y tiene una maestría en Desarrollo. Durante 15 años trabajó en la más importante cementera mexicana y una de las más grandes del mundo: Cemex. Su ascenso en la empresa fue rápido, pero siempre guardaba en el alma su afición torera.

Llegado el momento de la definición informó sus jefes, los señores Zambrano de Monterrey, “gente taurinísima”, su decisión de dedicarse a los toros. “Les agradezco”, dice, “todo su apoyo y comprensión”.

-¿Fue difícil, maestro? -Imagínate. Con el futuro asegurado, en una empresa de las mayores del mundo y en rápido ascenso. Afortunadamente ya había fomentado un pequeño patrimonio y amigos de Mérida que se dedican al ramo inmobiliario me invitaron a participar en un negocio en el que seguimos, pero hoy por hoy mi ocupación principal es torear.

-¿Y la familia qué dijo? -Mi papá no estuvo muy de acuerdo, pero le dije: “Tú me envenenaste, es tu culpa que yo me haya aficionado a los toros”. Desde pequeños nos llevaba a los hijos a las corridas. Yo recuerdo que no esperaba con muchas ansias a Santa Claus, pero sí que me emocionaba pensando en la corrida de rejones del 1 de enero. -Mi esposa Yunuen Ruiz Rivero y nuestros tres hijos (Ximena, de 10 años; Cuauhtémoc, de 8, y Mariana, de 3), están conmigo, desde luego y son mi mayor apoyo e inspiración.

-¿Cuál fue tu primer caballo? ¿Cuántos tienes ahora en tu cuadra? -Mi primer caballo lo tuve a los 14 años, lo compré con mis ahorros. Era un cuarto de milla flaquito, pero lo fui cuidando y alimentando y quedó muy bonito. Lo entrenaba en el cortijo de don Jaime Villanueva, quien trabajó muchos años en la cuadra de Rodrigo Santos y luego vino a vivir a Yucatán. Con él fui conociendo aspectos de la doma a la alta escuela.

Muchos años fui charro, de hecho en Chiapas, mientras trabajaba en Cemex, disfrazaba mi afición al rejoneo con las suertes charras. Me gusta mucho y respeto esta tradición tan nuestra, al grado que en mi alternativa vestí la indumentaria charra como homenaje a mis compañeros. -Hoy tengo una cuadra de diez caballos toreros y hay varios más que estoy preparando. Sólo dos de los diez no los hice yo. Se los compré a mi padrino Rodrigo Santos. Cada uno tiene algo especial y me permiten poder elegir a cuál saco para cada suerte e inclusive cuál puede lucir más ante determinado toro.

-¿Cuánto tarda preparar a un caballo? ¿Cuántas horas de entrenamiento al día? -No menos de cuatro años, que es cuando alcanza la madurez. Aquí estamos todos los días entre 7 y 8 horas diarias haciendo “horas nalga” sobre el caballo. Sólo así se puede lograr lo que uno sueña.

-¿Piensas en la México? -Desde luego y no sólo pienso, me preparo para cuando llegue el día y en eso estamos trabajando. Confío en lo que hago y en que llegada la oportunidad no la voy a desaprovechar. También espero estar de nuevo en la Mérida. Una muestra de la intensidad con que el maestro Ayala se prepara es que la entrevista transcurre mientras él va entrenando con Puerta Grande, Sultán, Amuleto y Zapata, sus caballos estrella.

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