Feligreses dañan Catedral más antigua de América Continental
En el corazón católico de Mérida es común encontrar desde daños por objetos punzocortantes hasta heces fecales.
Jesús Mejía/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Uno de los edificios más importantes del patrimonio histórico y cultural del país por ser el más antiguo en su tipo en el continente, la Catedral de San Ildefonso de Mérida, presenta daños en su arquitectura, entorno y fachada, pero no por el paso del tiempo sino por actos de vandalismo.
A simple vista se observan daños en la cornisa de una de las columnas de la fachada cercana al relieve de San Pedro, así como marcas y estrías causadas por objetos punzocortantes, pintas con aerosoles, manchas y huellas de calzado en todas las paredes.
Por si fuera poco, en la insigne Catedral de Mérida es escaso o nulo el respeto al legado histórico y al simbolismo religioso: chicles en las bancas, basura, orines y heces fecales en alrededores e interiores del centenario edificio, los cuales recoge a diario el personal del sitio.
Histórica por ser la primera Catedral erigida en la América continental entre 1562 y 1599 y también la más antigua de México, la sede de la Arquidiócesis de Yucatán enfrenta a diario el asedio de quienes desconocen o poco les importa el valor histórico, cultural del imponente inmueble.
El rector de la Catedral, Pbro. Gaspar Arceo Castillo, habló sobre estos daños y perjuicios que ya se han vuelto cotidianos.
"Se trata de un atentado al patrimonio cultural y la falta de respeto a un templo dedicado al culto religioso, que es la sede del Obispado y lugar de ordenación de diáconos y presbíteros", señaló.
Reconoció que además del deterioro natural que enfrenta la Catedral por factores climatológicos y el paso del tiempo, personas carentes de valores dañan, pintarrajean, manchan y arrojan escupitajos, chicles y basura en el atrio del templo y sus alrededores en las calles 61, 58 y Pasaje de la Revolución.
Según él, unas seis mil personas asisten a los actos religiosos los domingos; entre semana la cifra baja hasta 300 personas promedio, la mayoría turistas nacionales y extranjeros.
La cifra hace complicada la vigilancia del lugar porque la Catedral sólo cuenta con una plantilla de diez trabajadores.
El sacristán Aurelio Canché Cauich dice que hay falta de respeto al templo, ya que en la limpieza es común encontrar orines, pañales, incluso heces fecales detrás de las puertas.
En la sede del Obispado se observan afectaciones en cornisas, marcas causadas con objetos punzo cortantes, pintas con aerosoles, manchas y huellas de calzado en las paredes; nulo el respeto al legado histórico.