No te lamentes cuando la pierdas
Cuántas veces no nos hemos sentido vulnerables, frágiles e impotentes ante una enfermedad que nos toma por sorpresa, llevándonos a la postración, aislamiento y limitación temporal.
Cuántas veces no nos hemos sentido vulnerables, frágiles e impotentes ante una enfermedad que nos toma por sorpresa, llevándonos a la postración, aislamiento y limitación temporal. ¿Pero qué sucede cuando nos enfrentamos a esos problemas que llamamos crónicos, por su duración mayor de los dos meses? Sentimos que el mundo se acaba y a más de uno, en mis 30 años de médico, he visto desplomarse emocionalmente al saber que tiene diabetes, artritis, hipertensión o cáncer.
Las expresiones derivadas del diagnóstico son múltiples, destacando tristeza, desesperación, deseos de llorar, irritabilidad, depresión, negación y escasa tolerancia. Lo que sigue es buscar a quién reclamarle la desdicha. ¿Pero a qué se debe que ronde el fantasma de la fatalidad?
Pues te comento que saberse “atrapado” por una dolencia crónica produce grave distorsión de la vida y cual tentáculo alcanza las áreas personal, familiar, laboral y social. Los síntomas van desde malestar, miedo, depresión, agresividad y pérdida de comunicación con la familia, hasta aislamiento social y deterioro del nivel socioeconómico. Quienes rodean al doliente hacen comentarios que poco ayudan para su recuperación. No falta quien exprese: ¡Así le pasó a zutanito y se murió hace dos meses!, o ¡te lo dije, debiste hacerte unos análisis!…
Nuestra reflexión trata de enfatizar que el abandono, la desidia, el poco interés y escasa autoestima son los peores compañeros de las enfermedades. Modernos hábitos alimenticios, el consumo de sustancias adictivas, la falta de ejercicio, el sedentarismo y estrés no sólo son capaces de modificar la salud del cuerpo humano, sino que erosionan nuestras actitudes y modifican la percepción de la vida.
Este es momento de dar un giro a tu estilo de vida. Es importante que primero te quieras para poder querer a los demás; abandona posturas egoístas que te hacen pensar que puedes hacer con tu vida lo que quieras. Somos parte de un engranaje, donde todas las piezas -por pequeñas que sean- son indispensables para mantener el funcionamiento exacto y positivamente evolutivo de la humanidad.
Cual colofón, te diré que me preocupa que no obstante tanta insistencia en el sano ejercicio, sin excesos ni abusos, alimentación prudente y guiada, amén de revisiones o chequeos médicos periódicos aún veamos cómo el fantasma de las enfermedades crónicas oscurece el panorama de las familias yucatecas. Vales mucho y te quiero vivo, sano y feliz, gritaban una madre a su hijo y una esposa a su pareja.