'Desentierran' secretos de cocina real de Kabah

El proyecto arqueológico ya lleva tres años, pero durará otros más; 'debemos encontrar el lugar donde confinaban los desechos'.

|
A la derecha se observa parte de lo que fuera la cocina real. (SIPSE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Martiniano Alcocer/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- No se sabe cómo se llamaba el rey, cacique o gobernante de Kabah, pero sí se conoce con relativa exactitud qué comía y cómo y quiénes le cocinaban, esto gracias a una investigación minuciosa, milimétrica, exhaustiva y paciente que ya lleva tres años y consumirá otros más, comandada por la arqueóloga Lourdes Toscano Hernández, directora del proyecto Kabah del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

MILENIO NOVEDADES tuvo el privilegio de ser el primer medio escrito en llegar hasta el sitio donde arqueólogos y expertos excavadores van desentrañando los misterios que encierra la zona destinada a preparar los alimentos del gobernante de Kabah y que el paso de los siglos ha enterrado bajo toneladas de roca y tierra.

Lourdes, arqueóloga veracruzana con más de tres décadas de experiencia en trabajos de campo en la zona Puuc y otras regiones de la Península, dice que la importancia de lo que se realiza en las estancias dedicadas a preparar la comida del monarca radica en que es la primera vez que trabajan con el deliberado propósito de conocer qué pasaba en el día a día en la cocina del palacio real.

“Hemos trabajado en otras cocinas”, dice la arqueóloga Toscano, “por ejemplo en Labnah, pero no era nuestro objetivo planeado y establecido de antemano conocer lo que ocurría y dónde y cómo estaba diseñada esa parte del palacio. Nuestro plan era restaurar y de algún modo alteramos evidencias. Aquí no, desde un principio nos propusimos estudiar la cocina real y saber, hasta donde sea posible, qué pasaba en ella”.

En la tarea de desentrañar el misterio milenario -Kabah corresponde al periodo clásico que va entre los 800 y los 1000 dC-, los arqueólogos han contado con el concurso de científicos de la Uady, entre ellos expertos en análisis químicos que hicieron análisis de suelos que les permitieron saber sin duda que hay una zona donde se cocinaban las viandas (residuos de cenizas, así lo indican), otra donde se hacía el nixtamal, una más donde se guardaba la vajilla (han reunido más de 60 mil restos de cerámica) y definido la función que tenían las decenas de metates de diversos tamaños que aparecieron en esa parte del palacio. 

Hemos avanzado mucho, dice Lourdes, pero nos queda un trecho bastante largo. Se sigue trabajando en la excavación y queremos llegar a definir qué tipo de alimentos se consumían en la casa real para lo cual debemos encontrar el lugar donde confinaban los desechos. 

La arqueóloga Toscano Hernández, como buena científica, soslaya especulaciones y dice que ellos se basan en evidencias, pero aventura un cálculo: 
“De acuerdo con las dimensiones de la cocina, quizá habría unas 30 ó 40 personas dedicadas sólo a la preparación de los alimentos del gobernante y su familia, desde quienes destazaban los animales hasta quienes los cocinaban, aseaban las instalaciones y servían al monarca”. 

Una cosa es cierta, Lourdes y su equipo trabajan duro en este proyecto.

De metros a centímetros

Raederas, cuchillos, ollas, metates, cenizas, Ph del suelo, pedazos de cerámica... nada queda fuera del análisis que permitirá -esa es la meta- poner al descubierto todo cuanto todos los días sucedía en la cocina real de Kabah.

Cuando empezamos las excavaciones hace tres años, explica Lourdes Toscano, la responsable del proyecto, decidimos hacer cuadrículas de dos por dos metros para ir excavando. Hoy, ante las evidencias que vamos encontrando, hemos decidido en muchos casos reducir las cuadrículas a 25 por 25 cm. 

La especialista considera que a través de las dos escalinatas el personal de servicio del palacio llevaba los alimentos hasta los aposentos reales y traía de vuelta a la cocina la vajilla usada.

Un problema, señala, es el presupuesto, siempre escaso, pero eso también les da pie a un trabajo más meticuloso, porque los lapsos de seis meses más o menos en que no están en trabajo de campo los ocupan en analizar lo que han hallado.

Kabah -22 kilómetros adelante de Uxmal por la antigua carretera a Campeche y a cuatro de Santa Elena- tiene aún mucho que descubrir. Apenas se ha restaurado un 10 por ciento su extensión.

Lo más leído

skeleton





skeleton