'El derecho a la vida es lo primero'

Ivette Laviada asegura que 'no puedes ser espectador si no haces nada por ayudar, sin hacer nada cuando hay tantas necesidades'.

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Ivette Laviada Arce es una defensora de la vida. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- “Todo se puede, sólo es cuestión de organizarse”, sentencia Ivette Laviada Arce cuando analiza su vida y observa la variedad de proyectos que la integran: su familia, la Red Pro Yucatán, el Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer (Cefim), Adaltiora (promotora de valores a través de la participación en medios de comunicación),  la empresa Mayan Plast, Colegio de Profesionistas Posgraduados en Bioética de México A. C. y el Patronato DARE. 

Con la idea clara de la defensa de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, ha encabezado y formado parte de una lucha a favor de los derechos humanos en los que se busca modificar las leyes, para lograr un cambio en la sociedad.

“No puedes ser espectador de la vida, qué sentido tiene si no haces nada por ayudar, no se puede quedar uno sin hacer nada cuando hay tantas necesidades, en algo se puede colaborar, no se vale mirar, sin aportar”, apunta.

De viva voz

La charla con Ivette se desarrolló sin rodeos, con escalas en el tiempo presente y pasado, enmarcado por la calidez de su hogar, donde destacaba la mesa de centro de la sala, con libros y hasta folletos de las organizaciones en las que participa, como símbolo de la sinergia con la que desarrolla su trabajo en pro de causas loables y su vida familiar.

Recuerda a sus padres,  Franco Laviada Fitzmaurice (q.e.p.d.) y Norma Arce Montero, quienes le regalaron las mejores herramientas para la vida: valores, y una visión amplia de la realidad, con una formación escolar diversa en escuelas privadas y públicas.

También le brindaron lecciones valiosas en medio de las dificultades, pues Ivette y sus tres hermanas, Leonor, Anette y Patricia, enfrentaron un episodio complejo con el divorcio de sus padres; sin embargo, gracias a la madurez de padres, no les afectó su fe en el matrimonio. “Nunca vivimos el tema de ser moneda de cambio, tuvimos esa fortuna”, afirma.  

Comienza la lucha

Con los cimientos bien fincados, Ivette creció con el espíritu solidario. Estudió la licenciatura en Administración de Empresas, pero su faceta como activista inició el año 2000, cuando asistió a un seminario del Cefim, donde escuchó la conferencia “Ataques a la mujer”.

Quedó impactada por los datos que revelaban una sistemática agresión a las mujeres que también se traducen en un embate a la familia, porque afectan a su elemento de cohesión: la mujer. En ese encuentro, además fijó su posición en contra del aborto. En 2001 se convirtió en la representante de la agrupación en Yucatán.

“Dar vida no es un problema. Mujer, no quieres ser madre, tienes mucha razón, no puedes ser obligada. Aunque no por eso hay que permitir que mate a su hijo, porque cuando un bebé está en el cuerpo es una persona distinta a ella y no puede decidir por él, aunque sea su cuerpo.

Ante ese problema, lo que pedimos es que terminen el embarazo y den su hijo en adopción. El derecho de decidir no está por encima del derecho a la vida”, apunta y señala que aquellos que defienden la práctica, ayudan al procedimiento, pero no dan seguimiento a lo que provoca anímica y físicamente este episodio.

Convencida de que su lucha tenía que ser informada, estudio un postgrado para defender la vida, la familia y el matrimonio desde un contexto de ciencia. Sin embargo, sigue en su trabajo de empresaria . 

La unión hace la fuerza

En 2006, convencida que el Cefim necesitaba más fuerza, se unió con otras 16 organizaciones y se formó la Red Pro Yucatán. Su perfil de líder la ubicó como la presidenta y hoy, a cinco años de distancia, este movimiento agrupa a 84 organizaciones. 

El colectivo decidió que la mejor forma de incidir en la sociedad era a través de las leyes, de esta manera han participado en varias iniciativas y en 2009 “estrenaron” la Ley de Participación  Ciudadana aportando la primera iniciativa popular para reformar la Constitución Política del Estado de Yucatán y el Código Civil del Estado de Yucatán a favor del Matrimonio y la Familia, logrando la aprobación en el Congreso. 

El mejor equipo: la familia

Pesar a contar con el apoyo de especialistas de todos los sectores de los derechos humanos, el mejor equipo de Ivette Laviada es su familia, sus tres hijos, Ana Paulina, Joaquín e Ivette, así como su esposo Joaquín Fernando López Mézquita, quienes la acompañan activamente en las labores que requiera. Con Dios como aliado, la familia López Laviada vive sus días en la línea del activismo para la defensa de la vida. 

Perfil

  • Ivette Laviada Arce nació el  29 de junio de 1963, en Mérida, Yucatán.
  • Familia: El 3 de julio 1987 contrajo nupcias con Joaquín Fernando López Mézquita, con quien celebrará 26 años de casados.
  • Trayectoria: Fue voluntaria de Anspac (Asociación Nacional pro Superación Personal, A.C.).
  • Es presidenta de la Red Pro Yucatán.
  • Es licenciada en Administración de Empresas por el Tecnológico de Mérida y Maestra en Bioética.
  • Cursó el Diplomado en Ciencias de la Familia y Formación Integral de la Mujer.
  • Es representante del Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer (Cefim).
  • Participó en las cumbres de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)  en 2005, 2010 y 2013.
  • Miembro del Colegio de Profesionistas Posgraduados en Bioética de México A. C. 
  • Miembro del Patronato D.A.R.E. 
  • Miembro del Colegio de Profesionistas Posgraduados en Bioética de México A. C. 

Red Pro Yucatán

Apoyó iniciativas como:

  • Ley Contra las Adicciones
  • Ley General de Garantías de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
  • La Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Yucatán.

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