El Ilustrador: Cholul deforesta y Homún reforesta
Dos caras de la moneda en comunidades yucatecas, una cerca de Mérida y otra en un entorno más ecológico.
Sergio Grosjean/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El poblado de Cholul ha sido irrumpido en los últimos años por multitud de diversa raza y credo, y esta situación está estimulando un desbalance cultural y ecológico. El término cultura corresponde al conjunto de modos de vida, costumbres y conocimientos en el que se expresa la vida tradicional de un pueblo.
Decía Pafrini que la cultura es un concepto absolutamente relativo, y culto es el que tiene aquello que necesita para su propia vida y el sobrante es perjudicial. Aclarado este punto, viajaremos al poblado Cholul, que hoy, más que ser una población cercana a la ciudad capital, forma parte de Mérida.
Hasta hace algunas décadas, trasladarse a Cholul simbolizaba un viaje. Recuerdo que en compañía de mi familia íbamos algunos domingos a comprar plantas al vivero del canadiense.
Este exitoso negocio fue creado por un inmigrante de Canadá, y hoy el veterano propietario ha tomado la decisión de vender las casi 2 hectáreas del bosque en el que se ha convertido su terreno. Por desgracia, todo parece indicar que esa propiedad está sentenciada a transformase de lo que es ahora -una maravillosa área frondosa en donde viven cientos de aves que todos los días buscan refugio y alimento-, en un lastimoso bloque de concreto; a menos que aparezca un político visionario y con talento negociador, es decir, no un político del enorme montón. A mi juicio resulta un poco difícil, y ya el tiempo nos dirá.
Ojalá y don William, quién por cierto, tiene todo el derecho del mundo venderle su predio a quien se le pegue la gana pues es suyo y lo ha trabajado con honestidad, reconsidere su decisión, y aplique la misma visión creativa que tuvo hace medio siglo, ya que sería muy triste para los yucatecos y seguramente para él, que esa maravilla se evapore.
Casi secuestrada
Pero, sin alejarnos de Cholul ni del tema de cultura y culto, de manera similar a don William quien llegó hace 50 años a Choul, mucha gente ha ido a residir allá, y hoy está prácticamente secuestrada. Y digo la palabra secuestrada porque muchas de las personas que ahora radican en el poblado, sobre todo la ajena a nuestras costumbres, creen que la población va a cambiar su mentalidad porque ellos allá anclaron. Señoras y señores ¡ubíquense! ustedes son los invasores y deben integrarse a las costumbres.
Imagínense que Cholul, luego de ser un pueblo en el que la gente ha vivido a base de un crecimiento moderado durante siglos y conservando sus tradiciones, súbitamente se vean atiborrados de coches y gente con acento extraño y que se queja hasta de su sombra. Nos contaba el buen maestro albañil Jaruco, que en su pueblo, durante los gremios, las personas arrojan voladores tal y como lo han hecho durante generaciones, y fuereños quieren que esa tradición no continúe porque sus perros se asustan. Y ante esto, me da la impresión que quieren aplicar a conveniencia la reflexión de Pafrini, ya que cavilan que el sobrante es perjudicial, y como no es parte de su cultura las costumbres de este pueblo, piensan que es pernicioso y hay que eliminarla.
Quiero exhortar a estas personas que han llegado a que respeten la cultura y enriquézcanla respetandola, ya bastante daño hicieron deforestando para construir, y si no les parece, simplemente vayan a vivir al sitio que les acomode, pues no tienen ningún derecho a quejarse, sino más bien tienen derecho a integrarse, y muchos fuereños lo hacen de manera ejemplar.
Finalmente, y cambiando de coordenadas, quiero agradecerle a los empleados del grupo financiero Ve por más, a su director regional Roberto Verástegui; al H. Ayuntamiento de Homún liderado por el alcalde José Alejandro Pech Pat y a los pobladores del mismo municipio; al titular de Seduma, Eduardo Bartllori y a José Ruiz, Mario López y Manuel Bojórquez, investigadores de la misma secretaría; así como a amigos como Gaby Aragón, José Palacios y René Flores por haberse integrado al equipo citado que colaboró en el operativo de reforestación de la laguna de Yalahau a iniciativa del Banco.
Este es un excelente ejemplo de como la sociedad civil y diferentes niveles de gobierno pueden unir esfuerzos en beneficio de nuestro entorno ecológico, y ojalá otras empresas, secretarías y alcaldías imiten el modelo, ya que como decía San Agustín: la naturaleza no podrá decirse plena ni perfectamente feliz si no alcanza su demanda.
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