Sergio Grosjean/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Continuando con nuestra serie “Mérida, pasado y presente”, hablaremos de “los” y “las” primeras de nuestra ciudad.

1.- “La Blanca Mérida” es uno de los primeros sobre nombres con que se le conoce a nuestra ciudad, y existen varias hipótesis con respecto a este apelativo. La primera versión habla que los colonizadores quisieron crear en el antiguo asentamiento maya Ichcaanzihó o Thó, una capital para los blancos; otra interpretación afirma que la ciudad lucía blanca ya que las fachadas y albarradas se pintaban con cal o con sahcab. 

También se dice que desde las alturas se observaban los techos blancos debido al impermeabilizante a base de “calestina”; de la misma forma se apunta debido a que la gente vestía de blanco. Y sin que se agoten las versiones, se piensa que durante la Guerra de Castas, el único reducto de los blancos se asentaba en la capital.

2.- Chuminópolis fue la primera colonia de Mérida, y la bella quinta, ubicada en el sitio y llamada “El Olvido”, comenzó a construirse en 1901, y al poco tiempo se erigió la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, instalada a un costado. Uno de los pocos templos con elementos góticos en Yucatán. Como caso particular, la quinta posee una piscina en el techo que contempla triple función: recreación, riego y aislante térmico y, sin duda, fue la primera en Mérida en su tipo.

3.- La primera casa de salud privada en Yucatán se fundó en el predio ubicado en la calle 53 Núm. 365 por el Dr. José Sauri y Sauri, llamado también el padre de la cirugía moderna en Yucatán.

4.- La fijación del primer riel de vía férrea en Mérida, e incluso en Yucatán, se desarrolló 1 de abril de 1875. Posteriormente, el 2 de febrero pero de 1879, se inauguró la primera locomotora, aunque no fue hasta el 15 de septiembre de 1881 cuando de manera solemne se celebró ante el gobernador interino, el Gral. Teodosio Canto, la terminación de la vía férrea de Mérida Progreso, y ese día en la mañana se realizó la primera operación.

5.- La planta baja de la casa, ubicada en la citada manzana de Montejo (60 por 63), esquina  popularmente conocida como “El Gallito”,  fue el sitio donde se instaló la oficina de la primera línea telegráfica de Yucatán.

6.- El rotativo “La Revista de Mérida”, con fecha del 27 de julio de 1910, publicó que todo parecía indicar que la primera estatua que se fundió en Mérida fue la que representa al cura Miguel Hidalgo y Costilla y colocada en la entonces villa de Maxcanú, en conmemoración al primer centenario del inicio de la Independencia de México.

7.- En 1898 llegó al puerto de Progreso el primer automóvil de motor, que fue adquirido por  Nicolás Escalante Peón, aunque don Carlos Escoffie en su libro “Mérida viejo” menciona que el primer vehículo arribó a Yucatán por el puerto de Progreso en 1891, y fue estrenado en el carnaval de ese mismo año y le llamaron “El Locomóvil de vapor”, mismo que fue adquirido en la exposición de San Francisco California pocos días antes. El coche fue armado por el mecánico Valentín Solís, era de dos plazas, y fue este último hombre quien lo condujo por primera vez. 

Esta misma máquina luego fue vendida a Ignacio Duarte Escalante. Y precisamente hablando de carnavales, el 2 de febrero de 1891 se celebró por primera vez la batalla de flores, ¡pero ojo!  realmente sí fue de flores y no de huevazos como en el presente.

8.- Al cruzamiento de la 60 con 49 se le denomina la esquina de “La Teja”, porque se presume que una de las casas fue la primera en tener techos de teja de barro.

9.- La primera planta eléctrica para el alumbrado público de Mérida se inauguró el 5 de mayo de 1892, consistiendo ésta en 150 focos.

10.- Raúl Perón ideó e Yucatán la primera “Veleta de alas móviles”, cuyo diseño le presentó al gobierno de Octavio Rosado, obteniendo por medio de un decreto la concesión de explotar su invento con la intensión de evitar que algún “vivo” le fusile su invención. Luego de aquel histórico momento, envió sus planos y patente a Estados Unidos, pero tuvo la mala fortuna que la “parca lo llamó a rendir cuentas” y es por ello que no vio su sueño hecho realidad, aunque al poco tiempo comenzaron llegar a nuestro estado los molinos “Aer Motor Chicago Co”., de origen estadounidense que dominaron el paisaje de Yucatán, y el primero se instaló en la quinta de don Eusebio Escalante, en 1889 en la calle 60, la que fue cortada para prolongar la avenida Colón.

Al poco tiempo se instaló la segunda en la hoy extinta “Quinta Iturralde” –ubicada atrás del Centenario- antes llamada “Quinta de los Alemanes” por ser propiedad de los sucesores de J. Crassemann. Paulatinamente fueron arribando cientos de veletas, y de allá que se la haya denominado “La Ciudad de las Veletas”.

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